Autoclásica 2015: el Austin 18-24

20/Oct/2015

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Los visitantes de Autoclásica más observadores y entusiastas de los realmente veteranos, habrán notado que en el stand del ACA de este año hubo un auto que no forma parte del elenco estable en exhibición permanente en la Sede Central de Avenida Libertador.

Más aún, la inmensa mayoría de nosotros no habíamos visto nunca este Austin 18-24 doble phaeton, y es que hasta hace un par de años atrás permanecía en alguna de las guaridas donde el ACA acostumbra preservar, a su manera, parte de su rico e inmenso patrimonio vehicular.

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Pero los tiempos están cambiando, y el ACA, con la fervorosa labor de Rafa Sierra y Miguel Devoto a la cabeza, poco a poco va rescatando de la oscuridad y el olvido estos tesoros. En el caso de este Austin, hace un año y medio golpeó el portón del taller de restauraciones de Jorge y Luisito Penedo en José Mármol, en la Zona Sur del Gran Buenos Aires, mostrando un estado abandónico, con su mecánica moribunda y algunas partes que habían desaparecido en la larga noche de su cautiverio, y que padre e hijo Penedo, con su sapiencia y talento, consiguieron restaurar y, a veces, recrear con absoluta fidelidad.

El desafío de volver a la vida a este auto construido más de un siglo atrás, en 1911, comenzó en marzo de 2014 y para octubre de 2015 estaba todo listo para mostrarlo en Autoclásica, y subir marchando la rampa para recibir el primer premio en la categoría veteranos. Estar en la terna final para los «Best of Show» tampoco hubiese ofendido a nadie…

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Aparentemente este Austin 18-24 1911 perteneció a la familia Fehling, propietarios de la importadora de Cadillac y de tantísimas otras marcas de automóviles entre las que se cuentan Horch, Auto Union y DKW en la preguerra, antes de terminar en manos del Automóvil Club Argentino. Y una de sus características distintivas es el descomunal ancho, con trochas de 1,80 metros.

En aquellas épocas, el automóvil se desarrollaba a pasos de gigante en Europa, mientras en otros mercados era un recién llegado que convivía en el tráfico con los generalizados vehículos a sangre. En las colonias inglesas las trochas de las carretas se calculaban por el ancho de las ancas de un caballo, y así se reglamentaron los 1,80 metros con los que estaba desarrollada la red caminera, y con los que a comienzos de siglo los fabricantes de las grandes potencias ofrecían sus vehículos más imponentes a las colonias y otra mercados de exportación.

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Por aquella época Austin estaba en plena expansión, y si bien el posterior Seven se convirtió en el modelo más emblemático de la marca en la preguerra, también construyó modelos que compitieron, y con bastante éxito, con las marcas más renombradas del momento.

Todo se debía al cerebro de Herbert Austin, quien diez años antes de la creación de su propia marca, ocurrida en 1905, era director en la Wolseley Sheep Shearing Company, en Birmingham, y como tal, responsable de la diversificación hacia la construcción de automóviles de esta empresa inicialmente dedicada a la esquila de ovejas.

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En 1895, la compañía construyó un prototipo de tres ruedas basado lejanamente en el diseño de un Leon Bollée, que contaba con un motor monocilíndrico horizontal con árbol de levas a la cabeza. Para 1899, Wolseley comenzó la fabricación de un vehículo más convencional, de cuatro ruedas. Este auto también estaba propulsado por un motor de un cilindro en posición horizontal y fue la base de la producción de vehículos de Wolseley durante los comienzos del siglo XX.

Austin hizo las valijas en 1905 para montar su propia empresa, con la cual comenzó la fabricación de vehículos en 1906. El primer modelo era movido por un motor de cuatro cilindros en línea verticales. Los primeros ejemplares llevaban cabeza en T y cilindros de fundición separada, con la transmisión a cadena que rápidamente daría paso a una cardánica.

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Austin lanzó su modelo 18-24 en el año 1907, con un motor de cuatro cilindros individuales montados sobre un block integral inicialmente de 4.4 litros que pasó a ser de 4.9 litros en 1911, y se produjo exitosamente hasta el año 1913. En total se construyeron 1.566 ejemplares de este modelo, con sus frenos mecánicos a varilla actuando únicamente sobre el eje trasero, su caja de tres velocidades y diferencial a piñón y corona, y el encendido a magneto. El ejemplar perteneciente al ACA es uno de los contados sobrevivientes y es, aparentemente, el único de ellos que cuenta con «trocha colonial».

La calidad conseguida por los productos salidos de la planta de Longbridge, Inglaterra, se volvió legendaria y le permitió a la marca establecer su nombre entre las fabricantes de automóviles más prestigiosas. Austin le apuntaba en aquellos tiempos, especialmente hasta la Primera Guerra Mundial, a todo el espectro posible de consumidores, ofreciendo desde un auto monocilíndrico de apenas 7 HP, un exitoso cuatro cilindros de 10 HP y en el tope de gama los Big Four (5,9 litros) y Big Six (9,7 litros) que con su tamaño y calidad de construcción competían mano a mano con los Rolls-Royce o los Napier de la época.

A Austin, al ACA (y todos sus actores) y a los Penedo debemos agradecerles por disfrutar ver, oler, tocar y escuchar a este pedazo de historia en Autoclásica 2015.

Fotos: Diego Speratti

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