Día del futbolista: Houseman y la Celica

14/May/2020

Rene Houseman y Toyota Celica

Raros tiempos sin fútbol, pero no por ello dejaremos pasar de largo que hoy, 14 de mayo, se celebra el Día del Futbolista Argentino. Esta fecha fue elegida en honor al recordado «gol imposible» que Ernesto Grillo convirtió el 14 de mayo de 1953 en el Estadio Monumental y que valió para la victoria de 3 a 1 de la Selección Argentina por sobre la de Inglaterra.

Grillo también participó con la Selección Argentina en el Campeonato Sudamericano de Selecciones (hoy Copa América) disputado en 1955 en Santiago de Chile. Cuenta la leyenda que el gobierno argentino le regaló a cada uno de los jugadores de esa selección campeona un Mercedes-Benz.

También jugadores de la Selección Argentina, y con el valor añadido de haberse consagrado como campeones mundiales, ya hemos visto en esta página a René Houseman y su Fiat 128 IAVA, y a Luis Islas y su Fiat Spazio TR.

Ya en el ocaso de su carrera, el «Loco» Houseman jugó apenas un par de partidos en el Nacional de 1984 defendiendo la camiseta carmesí del Club Atlético Independiente de Avellaneda. Su movilidad por entonces era esta coupé Toyota Celica GT, ya con algunos años y «recuerdos» encima, importada durante la época de la «Plata Dulce».

Foto: Archivo General de la Nación

9 Comentarios

  1. Y para seguir con las conexiones filmicas: en la BIOS de Spinetta ( liberada en Youtube ), Emilio del Guercio y Rodolfo Garcia (sus compañeros del San Romàn e integrantes de Almendra, ademas de vecinos del Bajo Belgrano) se movilizan en una Celica Supra en una secuencia de «viaje urbano» mientras cantan al estilo de Wayne.

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  2. Unas semana atás pasó un amigo por casa para ir a ver una pequeña locomotora con motor naftero, ciego y biblock, muy interesante, el auto elegido para el recorrido una Célica con sólo 26.000/27.000 Km, casi olor a nuevo, con un interior maravilloso.

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    • ¿Color amarillo?

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      • Sip.
        Amarilla y con motor 1600 cc, interior tabaco/marrón.
        Don Güilbeis ¿la conoce?

      • Si y al dueño también. Cuando hacía el duelo de desprenderse de su amor de restauración interminable, la coupé Chevrolet 54, le sugerí conseguir una coupé japonesa de los 80. Allá fue el personaje a la caza de una nueva presa (la Nro 30 o 40?) y se volvió de Mar del Plata con Celica.

  3. … a cada jugador Campeón del Mundo del ´78 les regalaron un Fiat 133.

    Respecto de la Toyota Célica, comparto admiración y respeto. En esos tiempos causó verdadera sensación y su costo no era para nada descabellado. Recuerdo, vanamente, haber intentado «convencer» a mi padre de las ventajas del vehículo para uso familiar… Siendo una familia tipo-clase media-rural con portaequipajes. Inviable. El intento duró lo que la plata dulce.

    Llegué a conocer también por esos años -en la zona oeste de la ciudad de Buenos Aires- al propietario de un modelo muy particular, color bermellón, con la particularidad de tener «remate corto», con baúl. Una versión tan rara como atractiva. Nunca ví otra similar.

    Para los buscadores de tesoros: en CABA, precisamente en la avenida Honorio Pueyrredón al 1.000, hasta no hace mucho y frente a un pequeño local de expendio de frutas y hortalizas, descansaba una Célica bastante digna a no ser por el detalle de estar montada sobre cajones que, milagrosamente, esquivaron el seguro destino de fuego para el asado.

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    • Efectivamente, algunas 3 volúmenes también entraron, no muy lejos de casa, casualmente, hay una que se usa para drifting. También me gusta mucho con esa retaguardia

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  4. Veía muy seguido esa Celica estacionada sobre la mano derecha de Monroe casi enseguida de doblar desde Figueroa Alcorta, ahí no mas de pasar el telo. Si no me falla el chip era amarilla.

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  5. Alguno que por los años 80 rondara la decena de años, se acordará de una curiosa película, intento de competencia de los ya curiosos, pero consagrados, superagentes, llamada Comandos Azules (pero la protagonista era linda, no se rían). Dicha obra de arte, que a veces siguen dando en algún canal de la tele, tenía, como compañera de aventuras de Jorge Martínez y el otro galán de turno (cuyo nombre se me olvidó y me dió fiaca consultarle a don «gugel») una inmaculada célica azul que, en esos momentos, logró encandilarme como pocos autos dentro de los provenientes del sol naciente, junto con el rx7 y el 280 zx. Una sobreviviente (tuneada luego de recibir las huellas de la vida) de dicha máquina, permanece en mi vitrina desde no mucho después de dicha película. Me sigue pareciendo espectacular

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