Los ecos del auto que movilizó a la España de posguerra llegaron hasta la feria montevideana de Tristán Narvaja, donde alguna vez encontré esta serie de fotos de los integrantes de una tal familia Abelenda Ponce, quienes convivieron al menos con tres Seat 600 distintos a lo largo de sus vidas.
Otra manera de homenajear al Seat 600 por sus 60 años.
Fotos: Archivo Speratti
Valentin 24/02/2017 @ 11:28 pm
Hermoso. Hay mucho de nosotros en esas fotos. Es la época de la intersección. Ellos iban pum para arriba y nosotros como un batiscafo lastrado con mercurio, derechito al fondo. Hoy muchos profesionales y ejecutivos gallegos que estacionan sus yates en Puerto Banùs y manejan deportivos dignos de “Need for Speed” recordarán con “morriña” que el primer auto de sus papis o abuelos fue el “Pelotita”.
Los Renoleros le atribuyen su punto final a la aparición del 5, pero yo coincido que el frágil pilar B de los Seat fue lapidario a la hora en que las leyes españolas obligaron a fijar los cinturones de seguridad.-