La Giulia TI Super fueguina

28/Ene/2017

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Las tardecitas de los sábados en el Club Alfa Romeo, cuando su sede estaba en la calle Brasil 14 en Beccar, eran una panacea para mí. El club, un galpón de vastas dimensiones, con una oficina donde “los grandes” se sentaban a charlar, estaba repleta de cosas interesantes. Principalmente autos, pero también material gráfico, fílmico y los floridos personajes que cada fin de semana desfilaban por el club con sus cuentos y hallazgos.

Dije autos, ya que el club alquilaba cocheras por aquel entonces, y ahí estaban una Freccia d′Oro, una Villa d′Este, un Alfasud Sprint Veloce Corsa, volcado y sin motor, propiedad del “Suizo”, donde solía subirme a tratar de pensar lo que sería acelerar esa bestia en una pista. Había Giulietta en todas sus versiones, Giulia, en todas su versiones también, y las clásicas Bertone.

Yo llegaba con papá y automáticamente don Aníbal Torregrossa sentenciaba: “Pendejo, andá a comprar las facturas”. Primero a pie, porque tenía 13 años, pero ya a los 16/17 me prestaban algún auto para hacer el periplo de unas cuatro cuadras hasta la panadería.

Una de esas tardes sonó la chapa del portón que hacía las veces de timbre, y cuando abrimos hubo cara nueva con auto nuevo (viejo). Omar Laciar Estevez se acercaba al club con una Giulia que acababa de comprar. De aspecto una Giulia como todas, pero hete aquí que el tablero era distinto y algunas partes de carrocería también. Cuando Luis Magenta vio el número de chasis vociferó: es otra Ti Super!!!

Así como llegué a casa, tomé la máquina de escribir, papel y le dirigí la carta número dos millones a doña Elvira Ruocco, titular por entonces del Archivio Storico Alfa Romeo en Milán, quien siempre me respondía todo lo que le preguntaba. Y allá partió la misiva, con matasellos del correo argentino, inquiriendo sobre el destino de la Giulia Ti Super chasis #595498. Tres semanas después un pack papel manila con el inconfundible logo de Alfa Romeo, era dejado por el cartero en casa. Al llegar del colegio y abriéndolo prolijamente dispuse de fotos de prensa de la Ti Super, fotos de autos del Jolly Club, algunas fotocopias de publicaciones de época y… la data del primer dueño: Jorge Horacio Cichero, de Río Grande, Argentina.

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El auto lo había encargado un amigo de Francisco Paco Mayorga, que evidentemente tenía un domicilio bien al sur…y de ahí que Paco utilizara el seudónimo de Fueguinos cuando se hizo a la tierra, debutando con el auto y Cichero de acompañante en el Gran Premio Internacional de Turismo de 1964.

Omar tiene el auto desde finales de los ochenta, y pacientemente lo fue armando hasta tenerlo en orden de marcha, lo que no tardó mucho por cierto. Estoy hablando de los años 1991 o 92. Omar siempre fue muy generoso conmigo, e hicimos varias pruebas de regularidad y en el autódromo juntos. Pero lo que más recordamos ambos son los rallies del Club Alfa Romeo hasta Tandil, donde ir tirando chupados Giulietta Ti – Giulia Ti Super por la ruta no tenía precio; el atardecer, con el fresco y el olor a campo y los motores bialberos rezongando a pleno…

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Hoy la Giulia atraviesa un minucioso proceso de restauración que está muy avanzando, y del cual han surgido las huellas de su paso por la tierra y las pistas.

Ahora bien, más allá de las ñoquis propios de todo auto corsa, esta Giulia Ti Super tiene en su haber cuatro primeros puestos absolutos: el Premio Apertura de la revista Automundo, los 500 Kilómetros de Capilla del Monte, el Premio para Turismo Mejorado en San Pedro y la Vuelta de Lobos, todos en el año 1965.

Pero la historia en las carreras comenzó antes, en el Gran Premio Internacional de Turismo de 1964, lo que testimonian las fotos, inclusive aquellas a las que hacia alusión Diego, con fuoripista incluido, en la nota Las Giulia Ti Super: 3 de las 501.

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A diferencia de su hermana #595135, esta Giulia nunca pudo reposar. Recordemos que la ex Colabattisti estuvo años parada en la aduana tras su paso por las pistas, en cambio esta siguió su vida como auto de calle, de ahí que sea casi un milagro que siga entre nosotros.

Agradecimientos: Arq. Omar Laciar Estevez, por prestarme y compartir la Giulia, por las fotos  y recuerdos. Fotos: Omar Laciar Estevez, Archivo Iacona–Bertschi, Archivo Speratti.

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3 Comentarios

  1. muy buena nota, te debo aclarar que la Giulia de Paco estuvo mucho tiempo en la aduana y salio a remate donde fue adquirida por el segundo poseedor de la misma. Con ese auto tambien gano Adrea Vianini en el autodromo municipal. tengo la filmacion de esa carrera en la que tambien corrio German Pesce con Giulietta ,

    Responder
  2. Cuanto tiempo hace que no veía los cuernitos, tan comunes en aquella época.
    Hasta donde yo sé, tenían propósitos aerodinámicos para mantener el parabrisas libre de bichos.
    Se non e vero….

    Responder
  3. Excelente nota y «grazie mille alla Signora Elvira»..
    Los «cuernitos» sobre el capot de la Giulia TI… son para cortar eventuales alambres que se le pongan adelante?? o tienen algun uso distinto?

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