Pensando un poco

Muchos de los autos que presentamos en este espacio tienen un diseño llamado “atemporal”, o sea que uno puede intuir más o menos en que década fueron concebidos y ejecutados por sus creadores. Otros, como el que hoy presentamos, sencillamente pertenecen a un período muy partícular y hasta si nos ponemos a hilar fino podríamos descubrir año, mes, y hasta semana de concepción.

Son objetos como este Aston Martin Bulldog que representan nítidamente los calores de un período muy particular y nada más. Es la moda que sencillamente pasa de moda y no deja nada a cambio. Los italianos venían hacía unos años jugando con los trapecios y las aristas hasta que muchos vecinos decidieron copiarlos. Tarde e insegura la respuesta británica a cargo de este insulso concept que confunde tensión con rigidez en su áspera piel.

El vulgo diría (como quien habla de fútbol en el bar) que este “Bulldog” es igual a un Countach pero más largo. O sea, todo cuadrado, puntiagudo y de aristas poco amigables.

Allí en donde el Mediterráneo saca el As en la manga y demuestra que su gente tiene la sensibilidad de traducir algo seco en atractivo. Deténganse y analicen las secciones, o sea las superficies de este Aston Martin y notarán que son muy “secas” o bien lineares. No son “gorditas” como en un auto italiano.

Esa carne que sabiamente le agregan los latinos (será quizás por el mero instinto de andar siempre tocando y tomando referencia) es uno de los puntos que hace la diferencia. Después si cada una de las superficies del auto se une a la otra a través de una arista o de una intersección suave, ese es otro cantar. Hasta el mismísimo Maserati Boomerang en pleno paroxismo lisérgico de los setenta presenta paredes rigurosas pero sabiamente proporcionadas tanto en elevación como (sobre todo) en la vista en planta para que sea a fin de cuentas un objeto de deseo atemporal. Estos dos ejemplos italianos fueron concebidos diez años antes que el Aston Martin.

¿Se entiende?

El auto se concibe desde la superficie hacia el teórico (unión de las mismas) y no viceversa… Asi lo entienden unos y hacen objetos maravillosamente atemporales.

Así lo ven otros y desde su miopía sacan del horno insulsas cajas que se dejan pisotear sin resistencia por el implacable paso del tiempo como este Aston Martin al que la hostoría decidió expulsar de sus páginas y que anda como alma en pena pidiendo que alguien le suelte una mirada, cual bataclana veterana sin memoria ni calendario.