En un acto de raro gusto, y no por el sabor del chocolate, sino más bien por la idea de mezclarlo con la fría y poco aséptica chapa de un automóvil en funcionamiento, estos pasteleros piamonteses, decidieron durante el transcurso de la “settimana del cioccolato” bañar con el producto de su trabajo la noble figura de un 2Cv, reproduciendo dulce y fielmente la forma del batracio francés.

Nos queda la duda de qué pasaría si dejan el pobre auto estacionado al sol en un día de calor, y si alguien en un rapto de cansancio decide sentarse a reponer energías sobre su acogedor guardabbarros . ¿Qué cara pondría al levantarse y verse manchado de marrón justo en la zona donde su cuerpo hizo contacto con el chocolate…?

Conjeturas al margen, celebramos la noble iniciativa de estos perseverantes “maestri cioccolatai”, deseando poder ver en algún momento el auto y admirar la simpatía que despierta, si es que obviamente, no se lo comieron antes.