La señal de la bengala de emergencia la encendió Gaby desde Colonia, Uruguay: «a la vuelta de mi casa pa-materna, en Prilidiano Pueyrredón y Saavedra, Martínez, hay algunos autos clásicos abandonados. Según dicen en el barrio, los restauran para pelis…»
Esos que andan necesitando que los rescaten son este par de desahuciados DeSoto, uno sedán común y corriente y otro tipo limousine, tirados sobre la vereda de la calle Saavedra, junto a una rural Chevrolet Caprice, y embargados por un aroma dulce, que no es el de la muerte, si no el que emana aun a bocanadas de las chimeneas de la vecina fábrica de Chocolates Bariloche (¿se acuerdan?).
Los DeSoto bonaerenses son dos modelos de 1951. El más compacto de ellos podía tener para exportación un entreejes de 111 o 118.5 pulgadas. El más largo tenía capacidad para 8 pasajeros, era fabricado para abastecer flotas de taxis y dependencias gubernamentales y se construía sobre una distancia entre ejes de 139.5 pulgadas (3,54 metros), dimensiones no aptas para cualquier trailer…
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