1.249 días, 1.249 buses clásicos

20/Dic/2020

Podemos presentarles a los vehículos comerciales Comet, Super Comet, 90 o Terrier, pero los Leyland más famosos del Uruguay son los ómnibus urbanos que circularon por Montevideo y alrededores principalmente, pero también, con algunos años a cuestas, en las ciudades del interior.

Los Leyland Olympic, Royal Tiger, World Master que llegaron carrozados desde Inglaterra en las décadas de los años 50 y 60, fueron emblemáticos en Montevideo, y aunque otras ciudades latinoamericanas como Buenos Aires o La Habana también contaron con flotas de estos Leyland para el transporte urbano de pasajeros, el largo período en que se mantuvieron en servicio y la proporción sobre el parque general de colectivos que hubieron en la capital uruguaya, nos hace inmediatamente hermanar el paisaje de esta ciudad con la estampa de estos colectivos ingleses.

Los Olympic fueron el primer desarrollo completo de la marca británica en la posguerra, un proyecto que inició en el año 1948, misma temporada que en Londres se disputaban los primeros Juegos Olímpicos de la posguerra, motivo al que se asoció su nombre. Lanzados comercialmente en 1950, estos buses fueron los primeros Leyland en llegar masivamente al Uruguay, normalmente carrozados por la Metropolitan Cammell Weymann (MCW), la empresa asociada a Leyland que a su vez era una sociedad integrada por la famosa carrocera de autos Weymann, inventora del sistema de estructura ligera de madera forrada con tela que popularizaron entre otros los Bentley de la década de los años 20.Hoy en día sobreviven en Uruguay alguno que otro Olympic en manos de coleccionistas y muchos más pueden verse convertidos en transportes de feriantes en la ciudad y su periferia canaria, como este Olympic MCW EL 44.3 de 1962 que el viernes pasado fotografió Alejandro Braslavski a las puertas de su morada en Montevideo, justo en la esquina de Juan Benito Blanco y Ramón Masini, en el barrio de Pocitos.

Según se puede ver en las fotos que nos envió Alejandro a nuestro correo, fue modificado con la finalidad de convertirse en una tienda «vende-tutti» rodante. No sabemos si conserva su motor seis cilindros diesel original, que iba ubicado bajo el piso, en posición central, ni si todavía funciona su caja neumática de 4 velocidades. Lo que si sabemos, por los conocedores, es que en su vida laboral perteneció a la empresa CUTCSA y llevó el número de interno 291.

Estos ómnibus Leyland también tuvieron su vida porteña, tal como puede leerse en un post de la excelente página busarg.com.ar

Fotos: Alejandro Braslavski

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