Como marca la tradición, en las 300 Millas de la Costa del CAS, el agua no puede estar ausente; si no llueve se suspende, como suele decir Manuel Eliçabe. En esta 17° edición de la brillante idea de Don Pepe Eliçabe, la lluvia apareció el viernes, en un día no competitivo como fue el enlace a la ciudad de Mar del Plata, donde por primera vez se realizó hoy sábado la largada de la carrera anual de camaradería por excelencia. También chispeó hace unas horas, al ingresar por segunda vez al autódromo Juan Manuel Fangio para la segunda tanda de regularidad.
Pero esta carrera, descontracturada como pocas, que reúne a los amigos del CAS, tiene su fortaleza en la amistad, las pruebas de velocidad en circuitos destinados para tal fin, sus horarios relajados para los participantes y el fuerte espíritu de camaradería.
Y si de camaradería hablamos, podemos destacar situaciones desde la previa, como lo fueron los inconvenientes de Pablo Falconi (bomba de pique del carburador) y Marcelo Jurvillier (caja) que fueron socorridos por otros participantes en el camino a “La Felíz”, o el auxilio mecánico brindado en los patios externos del Museo Fangio por Simón Soroet, Ramiro Capeans y Roby Cesar a la Alfa GTV6 de Carlitos Lindembaum, cuya bomba de nafta dijo basta. Y, como último ejemplo, la celebración del cumpleaños de Damián Pozzoli, quien invitó el viernes por la tarde a todos los participantes con un Happy Hour en el lobby del Sheraton Hotel. Alguna foto atestigua el buen momento vivido a nivel grupal.
Pasando a lo deportivo, hoy sábado 8:30 hs, con 8 grados en el termómetro, unos descansados Francisco Dellepiane y Manuel Rodríguez partieron con el “uno” en los laterales del Chrysler Bacquet 1928 rumbo a Balcarce, para comenzar con la actividad del día. La imponente Sierra La Barrosa nos esperaba con su “breath taking” autódromo Juan Manuel Fangio de 4.592 mts de extensión, enclavado en 3 niveles de sus entrañas. Allí a ritmo “allegro vivace” se disputó la primera tanda de regularidad con 30 minutos de retraso debido a algunos rezagados y extraviados. Tras 18 primes, ganados por Manuel Eliçabe junto a Matías Dellepiane en una ASA Monofaro 1982, se descendió la sierra hasta el intrincado kartódromo, donde se disputó la habilidad conductiva con partida detenida, de a uno por vez, sobre un recorrido de prácticamente vuelta entera de velocidad libre. Al menos siete fueron los que bailaron hacia afuera de la cinta asfáltica dejando su firma de caucho ante la carcajada de quienes esperaban su turno disfrutando del snack de media mañana. Gonzalo López Mañan impuso el ritmo en su Lotus Seven 1984.
Concluida la actividad abajo, subimos nuevamente a la parte media de la sierra y allí en boxes, continuaron las anécdotas y las chanzas mientras garuaba y se esperaba el turno particular de largada de la segunda serie al Fangio, circuito que no se usa en el automovilismo nacional ni local desde la trágica desaparición de Guido Fallaschi en 2011, durante la final del TC. Esta tanda se disfrutó al máximo ya que varios quemaron unos litros en vueltas adicionales sin entorpecer el ritmo de quienes continuaban su tanda de regularidad. De allí, la caravana se dirigió a la plaza principal Balcarce y al Museo Fangio, que nos recibió con dos invitados de lujo, Juan Manuelito y Tulio Crespi. Luego de unas breves palabras y entrega de reconocimientos se sucedieron un muy buen almuerzo, visita al museo (estaba la Chevrolet TC 1966 de Bordeau y el Sport Prototipo) y regreso a Mar del Plata con la tarde libre, que muchos utilizaron para relajar en el Spa del hotel.
Mañana domingo, las 44 tripulaciones emprenderán el regreso a Buenos Aires con la parada obligada en Estancia Las Marías, donde se realizará un control de sello, 5 primes bajo los eucaliptus de acceso al casco de la estancia y el play off entre los 10 primeros de la general que decidirá el ganador de esta nueva edición. Posteriormente, los invitados serán recibidos y saludados por Don Pepe, quien empilchado en su clásica boina roja y bombachas de campo marca Coppa y Chego, les ofrecerá unas ricas empanadas de carne, antes del famoso asadazo que finaliza con la entrega de premios. El “postre” de la carrera, como es habitual será en el potrero próximo al monte de eucaliptus, donde los velocistas intentarán hacer el tiempo más veloz sobre el trazado de tierra Marcelo Beruto. Ampliaremos…
Fotos: Juan Andrés Biaggini
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excelente tu comentario juan la verdad estuvo todo barbaro en especial la posibilidad de salir el viernes mas relajado, el enlace por la ruta 226 hasta el autodromo tuvo ese paisaje serrano muy lindo y lo deportivo como lo gastronomico fue 10 puntos, tendremos que esperar un año para repetir este gran paseo, abrazo.