Cuando cantan las chicharras / En las pardas cina-cinas / Y se amodorran las chinas / En las sestiadas de enero / Se oye cantar al sandiero / Su pregón en las esquinas… / Sandía calada… / Sandía colorada… / Jugosas…! Para las mozas enamoradas…! / Vendo la sandía / Sandía calada. (José González Castillo)
Tiempos de vendimia, de carnavales y de “Sandías de Rivera” en territorio charrúa. Cuando el Bedford anda, las sandías se acomodan, y entre el rojo carmesí de la fruta y el camión inglés con sus colores a tono, no hay local ni visitante que consiga atravesar la avenida Treinta y Tres Orientales, de Carmelo, sin caer en la tentación de llevarse consigo y para siempre los vahos azucarados y el pegote en las manos y la cara de una buena sandía calada, sandía colorada.
6 años atrás, a Omar Laciar lo deslumbró el mismo Bedford y sus sandías de Rivera.
Fotos: Diego Speratti
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