Un día cualquiera en la sección de vinos y licores del supermercado Auchan, cerca de la histórica base aérea de Villacoublay donde, entre otras cosas, Saint-Exupéry se estrelló con su avión por cuarta o quinta vez y el General De Gaulle llegó con tres ruedas de su DS en llanta luego de un atentado en 1962. Hoy hay un polo tecnológico alrededor de la base, donde está la fábrica Dassault.
Esa inmensa colección de góndolas del Auchan, abarrotadas de todo tipo de bebidas, me produce el mismo efecto que un bosque le produce a mi perro. En este caso, el efecto de ver tanto alcohol se potencia por la presencia del cítrico sobre ruedas embellecido con los colores azul y amarillo del logo de Ricard.
Y cítrico digo, hablando con propiedad y exactitud histórica. Don André Citroën nació en 1878 de una familia judía con raíces en Polonia y en Holanda. Su abuelo era comerciante de frutas en Holanda y era conocido por el apodo de «Limoenman», hombre de las limas. El papá de André -Gustave- se cambió el apellido a Citroen, que significa limón en holandés. Cuando la familia se mudó a Francia en 1872, le agregaron una diéresis sobre la letra E, transformándola en Ë, para hacerlo sonar mejor en francés. Así llegamos al Citroën de estos días.
El joven André presenció la construcción de la torre de Eiffel. También era lector y admirador de Julio Verne. Cosas que tal vez lo llevaron por el camino de la ingeniería. Se graduó de ingeniero en la Escuela Politécnica de París. En un viaje a Varsovia se encontró con un carpintero que había patentado un engranaje de madera denominado «hélicoïdale» (¡Sacre Bleu, une autre diérèse!).
André, viendo el potencial, compró la patente que luego sería una de las innovaciones en sus automóviles. Hasta hay quien dice que la insignia del doble chevron de los Citröen que persiste hasta hoy, tiene su origen en esas ruedas dentadas helicoidales. André trabajó en Renault y en fábricas de armamento durante la Primera Guerra y fundó su fábrica de automóviles en 1919. Para 1932, Citröen era la cuarta compañía automotriz en el mundo.
El costo del desarrollo del Traction Avant llevó a la compañía a la quiebra y en 1934 fue adquirida por Michelin. Monsieur Citröen murió poco después, en 1935.
Don Paul Louis Marius Ricard nació en Marsella en 1909 y fue por un tiempo, contemporáneo de André Citröen. Aunque lo sobrevivió hasta 1997. Cuenta la leyenda que un pastor le dio la receta del pastis y comenzó a fabricarlo. Esa receta del pastis Ricard se mantiene en secreto hasta hoy. Las bebidas derivadas del anís fueron prohibidas durante la Primera Guerra por considerarse que «saboteaban el esfuerzo bélico». Cuando la prohibición fue levantada en 1932, el ya estaba posicionado como uno de los más grandes productores de Francia. Luego compró a su rival Pernod y fusionó las dos destilerías llamándolas Pernod-Ricard.
En 1940, el gobierno colaboracionista del Vichy prohibió de nuevo el pastis por considerar que “no se alineaba con los valores morales de Francia“ (haute trahison!, ¡menos mal que no ganaron!).
Don Ricard se exilió en el suroeste de Francia (en la zona de Camargue) durante la guerra y se dedicó oficialmente a cultivar arroz. En sus ratos de ocio, utilizando sus conocimientos de destilación, creó un menjunje a base de ciruelas y cerezas cuyo destilado servía como combustible a los vehículos de la Resistencia. Luego de la guerra tuvo otros tropezones marketineros cuando el gobierno francés prohibió la publicidad del pastis. El ya había descubierto el potencial del deporte automovilístico como herramienta de promoción. Echando mano a su talento como pintor, creo un logo sin palabras con los colores del cielo y del sol de su nativa Marsella. Los mismos colores que adornan el cítrico de la foto y que permiten a mi pensamiento lateral encontrar una forzada y elíptica conexión, más allá de estas góndolas del Auchan, entre cítrico y pastis. A menos que exista un cocktail que desconozco que mezcle esos dos ingredientes. Si algún lector de VDR tiene la receta, ¡que la comparta por favor!
Fotos: Gringo Viejo y Prensa Citroën
- Asterix entró en la tercera edad - 24/02/2019
- Citroën y Ricard, dos potencias se saludan - 05/11/2018
ya que estamos: la palabra Pastìs que define esa bebida con gusto a anìs tiene un directo descendiente del italiano «pasticcio» que quiere decir mejunje o rejunte lo que demuestra varias cosas: que el Pastìs es un rejunte de varias cosas, que la dominacion romana en el Mediterraneo y por ende Marsiglia estàba y està muy arraigada, que en varios periodos de la historia la mafia marsellesa fue mas potente que la italiana hasta que en los anios ochenta fue definitivamente puesta en su lugar a fuerza de 9mm parabellum bien acertadas por las banda milanesa de Francis Turatello y la romana «Banda della Magliana» y presente en las peliculas con Jean-Paul Belmondo, Claudia Cardinale y Franco Nero donde Alfettas y DS19 chirriaban en el asfalto atropellando «dehors» llenos de paisanos tomando Pastìs
De cocktail con Pastis conozco el desagradable Moresco con horchata y el màs passable Parroquet con menta. De Pastis con limòn conozco solamente una especie de pastel còrcego llamado «Pastizzu» hecho con pan viejo, pastìs y cascaras de limòn.
viò que cierra todo?
de Dassault, «double Chevròn» y Saint Exupèry hablamos otro dia
Gracias Beppe, el,círculo cierra finalmente. Con algunos martillazos pero cierra. Ricard es un nombre para siempre asociado a los fierros, no tanto como Martini pero ahí nomas. Y hablando de fierros ¿Por qué la mafia Milanesa utilizaba Lugers y no Berettas? Marsella aún hoy tiene la reputación más mafiosa de Francia. Hay zonas donde la policía no entra. Aunque ya no se trata de la vieja mafia que algún código tenía. Estos son pendes con el coco quemado vaya a saber por qué substancias y utilizan sus AK-47 (no más Luger ni Beretta) de forma más generosa.
Abrazos.
GV
Nunca hubo una mafia milanesa, eran bandas màs o menos organizadas (banda Turatello, Banda Vallanzasca), pero no formaban una «famiglia» ni tenian afiliaciones parentales… usaban muchisimas armas alemanas porque habian heredado el botin de guerra de los «partigiani» (la misma fuente de abastecimiento de las «brigate rosse») y eran muy facil de conseguir y siempre eficientes… despues de la caida del muro, y del comunismo en general, una enorme cantidad del mejor producto industrial que el hombre haya jamas fabricado (el invento del genial Michail Timofeevič Kalašnikov,) invadiò el mercado a bajo precio y ahi se acabaron los machos…