Repitiendo en menor escala el fenómeno del Mundial de Fútbol 2014, en estos días de juegos olímpicos, Rio de Janeiro se ve invadida por vehículos argentinos con décadas a cuestas. Y con la misma fascinación con la que los cariocas «normales» pueden ver a atletas como Michael Phelps o Usaín Bolt, los «antiguomobilistas» locales muestran admiración en los redes sociales por los colectivos Bedford o los Renault 4 con patente argentina que se animaron a hacer miles de kilómetros para llegar al mejor lugar del mundo en el que se puede estar por estos tiempos.
Esto de viajar por tierra a Rio de Janeiro u otros lejanos puntos de Brasil no es nuevo. Desconocemos cuales son los antecedentes más lejanos de viajeros criollos a tierras tropicales en automóvil, pero gracias al Archivo General de la Nación podemos conocer al menos la travesía de dos de ellos y los buenos motivos que los estimularon.
En marzo de 1937 y a bordo de este Ford V8 Tudor del año 1934 con todas las preparaciones para un raid de este calibre (guardabarros recortados, mayor despeje, paragolpes eliminados, entre lo visible), Dante Ferraro y Alfredo Torazzini iniciaron el viaje entre Buenos Aires y Rio de Janeiro y regreso, con la intención de estudiar la ruta que recorrería un Gran Premio Internacional. Recordemos que aquel 1937 fue además el año en que nació el Turismo de Carretera, conocido inicialmente como Campeonato Argentino de Velocidad, y que tanto Ferraro como Torazzini participaron de algunas de las competencias iniciáticas del TC.
La preparación del auto para el largo raid estuvo a cargo de los fabricantes e importadores de maquinaria Fiore, Panizza y Torra, casa comercial muy famosa en la época y auspiciante de las transmisiones radiales de Luis Elías Sojit.
También es bueno recordar que al mismo tiempo, con el mismo espíritu y con máquinas similares a las del Turismo de Carretera argentino, se inició en Brasil la categoría Mecánica Nacional, conocida popularmente como «Carreteras», que tuvo gran auge entre los «gaúchos» de Rio Grande Do Sul.
Foto: A.G.N.
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Hermosa Carrocería, hay un antecedente en 1928 de un viaje en chevrolet 1928 desde Arroyo Corto Bs. As. a Nueva York hecho por los Hermanos Stoessel, creo que tardaron dos años y medio por lo difícil que fué, pueden buscar el documental que está muy bueno
Gran salto adelante fue inclinar el parabrisas y la parrilla, una de las carrocerías más lindas de Ford.
Quien escribe esto no es muy moderno y por eso me gustaría que algunos cofrades nos cuente como eran los caminos de es época. Se sabe que ahora hay puentes y que su ausencia se salvaba con balsas, ferrys y afines. Hice algunas travesías en tono turístico hace pocos años y encontré dificultades no por las rutas solamente sino de demarcación, falta de estaciones de servicio, repuestos, mapas fieles a la realidad del momento, alojamiento y «catering», y etc.
La situación en 1937 debe haber sido….. muy interesante.
A sido un Ford B! con el motor 50hp, las diferencias son minimas, en la tapa de cilindros, bomba de agua y la bomba de nafta lateral, que convivio con el V8 hasta 1934 o 35, como alternativa economica.-
No me maten pero yo le veo algo de Citroën 11 Ligero al Ford 34.
Es más, me encantaría tener uno, si bien creo que deben haber muy pocos.
Recuerdo en un viaje a Bariloche que hicimos con mi amigo Dicky en enero del ´62 que en Piedra del Aguila nos cruzamos con dos matrimonios «mayores» que viajaban en un ´34. Nos tiramos abajo del auto y lo miramos por todos lados y era idéntico al Ford A que llevábamos nosotros, motor 4 cilindros incluido.
A sido un Ford B! con el motor 50hp, las diferencias son minimas, en la tapa de cilindros, bomba de agua y la bomba de nafta lateral, que convivio con el V8 hasta 1934 o 35, como alternativa economica.-