Art Fitzpatrick y Van Kaufman son nombres que quizás no suenen familiares ni siquiera a quienes estamos en el mundillo de los autos, del diseño, o bien de los clásicos. Sin embargo, al ver su obra, inmediatamente viene el suspiro y la frase: “Sí, esto ya lo vi. Es increíble….”
Este dúo fue el que se dedicó a ilustrar las publicidades de muchas marcas, pero pasaron al estrellato en los sesenta con Pontiac. Fue tanto el revuelo que causaron sus imágenes con esa mezcla de ficción y realismo tanto de personajes como de proporciones del auto en muestra que el mismísimo John De Lorean, presidente del brand Pontiac prohibió el uso de fotografías en las publicidades de la marca y sólo permitía las ilustraciones de este dúo.
Uno hacía los fondos y las personas (Kaufman aprovechando su larga experiencia como ilustrador en Disney trazaba siluetas y paisajes), mientras que Fitzpatrick distorsionaba las proporciones de los ya anchos y largos modelos de la época y los ambientaba de manera perfecta en el entorno creado por su socio.
La técnica parece sencilla de comentar pero muy difícil de ejecutar: hay un neto contraste entre el objeto principal, o sea el automóvil y el fondo. La figura del automóvil está trabajada en hiperrealismo mientras que el fondo aparece como si fuera un dibujo animado, muy detallado, sí, pero sin los rasgos ni detalles del auto, cosa que lo pone en otro plano respecto al protagonista.
Pontiac en esos años fue durante mucho tiempo la tercera marca más vendida del mercado americano en parte gracias al deseo despertado por estos dos grandes artistas.
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