El pasado domingo 13 de noviembre se realizó el 15º Encuentro Internacional del Ford A organizado por el Club Amigos del Ford A, por tercera vez consecutiva en el predio de la Casa de Campo que el Colegio de Abogados de Morón tiene en la localidad de General Rodríguez.
Lamentablemente el clima jugó una mala pasada tanto para organizadores como participantes, y la asistencia de vehículos no superó las 30 unidades. Es una pena que el agua diluyera tanto esfuerzo y empeño puesto por los organizadores en los preparativos, y desalentara a tantos que tenían planificado asistir con sus Ford A, considerando que en condiciones favorables el evento logra reunir fácilmente unos cien vehículos en promedio.
El pronóstico anunciaba algunas lluvias leves, incluso algunos tempraneros salieron de sus casas con sol sobre el cielo, sorprendiéndolos en el camino una fuerte lluvia que se hizo intensa y constante por muchas horas. Más allá de la cambiante circunstancia climática, varios se animaron transitar la ruta mojada y con escasa visibilidad para llegar al lugar y participar con sus nobles autos, lo que demuestra una auténtica pasión y confianza ciega por los Ford A que es difícil de igualar por otras marcas y modelos de tan longeva edad.
Muchos recordaron el 3er. Encuentro de esta zaga que se realizó en el año 2004 en la Villa de los Hermanos Maristas de Luján, oportunidad en la que también se presentaron fuertes lluvias durante todo el día. No se registran antecedentes a lo largo de la historia, de que estos encuentros se hayan suspendido por lluvias, muchas veces condicionados por las fechas de alquiler de los predios.
En esta ocasión, se presentó la misma situación. A pesar de que el actual predio es un préstamo generado por la gestión desinteresada de algunos socios, no era posible suspender o posponer la fecha porque el lugar se encontraba comprometido con otras actividades durante los subsiguientes fines de semana.
Este lugar sigue presentando una interesante ecuación favorable para desarrollar el encuentro frente a la imposibilidad por diversas cuestiones de realizarlo en el antiguo predio de Luján, pero indudablemente no tiene el mismo encanto.
Quizás, habiendo transcurridos ya quince años desde aquel primer encuentro, se haya cumplido una etapa y sea necesario darle una vuelta de tuerca al encuentro, quizás pensando en algún lugar más alejado de la capital para que vuelvan a asistir más autos del interior o del exterior del país o; buscando el efecto inverso acercarlo a la capital que para que participen la gran cantidad de autos que descansan en el ejido urbano y que no se animan a desplazarse estos escasos 50 kilómetros.
Es de destacar la acertada decisión que tomó la Comisión Directiva del Club durante la mañana frente a la situación, de invitar con el almuerzo del mediodía a todos los presentes que se encontraban reunidos y refugiados de la lluvia en el quincho del lugar, el mismo consistió en hamburguesas, choripanes y sandwiches de bondiola acompañados por gaseosas y aguas saborizadas. Todo totalmente a costo y cargo de la organización del evento, en claro agradecimiento y reconocimiento a los valientes que decidieron ser parte de este encuentro casi religioso a pesar de las inclemencias del tiempo.
Como es tradición, se hizo entrega de una nueva edición de la revista «Cafandando», que en los últimos años fue perdiendo la calidad que supo cosechar, limitándose a intentar ser un simple anuario de las actividades del Club, careciendo de notas de real interés como entrevistas a personalidades importantes del club, notas técnicas o de soluciones mecánicas para los Ford A, y notas de tinte histórico relacionadas a la marca y al modelo o de historias pintorescas de la época.
Por la tarde, la lluvia fue menguando y hasta fueron apareciendo resplandores de sol, lo que permitió que la actividad pueda normalizarse de alguna manera. Varios asistentes aprovecharon para secar y limpiar sus autos, los puestos de autojumble fueron armándose tímidamente, se realizó una de las charlas técnicas que estaban programadas, y algunos más audaces se animaron a vestirse con ropa de época a riesgo de ensuciar sus preciados atuendos con el lógico barro que se acumuló en varios sectores del terreno.
En lo personal, fue una satisfacción haber sido partícipe de este encuentro por quinceava vez consecutiva e ininterrumpida, siempre con el mismo auto desde aquella primera edición del año 2002 que se celebró casualmente el mismo día de mi cumpleaños. Espero que mi querido fordcito me siga acompañando y portándose tan bien a pesar del escaso mantenimiento que le hago, para poder seguir participando por muchos años más de esta reunión tan especial para los adoradores del Ford A.
Fotos: Gonzalo Balaguer
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