A principios del siglo XX, en los días de los pioneros del automóvil, los Alpes, con sus pasos de montaña sin pavimentar y sus pendientes formidables, proporcionaron el telón de fondo de algunas de las carreras más duras del mundo. Entre estas podemos incluir a la famosa etapa de montaña del arduo Semmering, que conectaba a la Baja Austria con Estiria. Laurin & Klement celebró un éxito notable sobre aquel circuito de diez kilómetros de extensión el 20 de septiembre de 1908, apenas tres años después de empezar la producción de autos en Mladá Boleslav; la marca bohemia no sólo consiguió ganar en las tres categorías en las que participó con sus autos de carreras y turismos especiales: también conquistó los podios completos.
Sin embargo, el «Rally de los Alpes Austríacos» (Österreichische Alpenfahrt), que celebró su bautismo el 26 de junio de 1910, pronto demostró ser aún más difícil. Se proponía ser la prueba más desafiante para autos de turismo, la aventura definitiva para los conductores, convertiría en leyendas a quienes pudiesen completarla. El objetivo era el de demostrar que autos de uso diario estaban realmente preparados para los Alpes y para los caminos de montaña en general, y como tal no se trataba de una prueba puramente de velocidad, sino de un trial de confiabilidad.
Saliendo de Viena, la ruta pasaba por Baja Austria, Estiria, Carintia y la región de Salzburgo. Después de tres días y 867 kilómetros, sólo 14 de los 23 participantes habían vuelto al punto de salida. Por el camino, se habían enfrentado a un empinado terreno montañoso con muchos ascensos, incluido el Paso de Katschberg.El equipo de Mladá Boleslav envió tres vehículos Laurin & Klement a la línea de salida – vehículos similares a los modelos de serie con motor de 20 caballos (14,7 kW)-. Una de las máquinas la conducía el Conde Sascha Kolowrat-Krakowsky, un checo nacido en EE.UU. que, además de ser un apasionado de las motocicletas, de los aviones y de las carreras de autos, pasó a la historia como fundador de la industria cinematográfica austríaca y como descubridor de Marlene Dietrich. El Conde Sascha consiguió acabar el «Alpenfahrt» sin acumular ni un solo punto de penalización. Los dos otros Laurin & Klement, conducidos por el conde croata Paul Drašković y el diseñador jefe de L&K, Otto Hieronimus, también repitieron la gesta. Ese año, el Rally de los Alpes se disputó pocos días después del «Trofeo Prince Henry», una prueba similar, disputada en Alemania, y que ese año tendría su tercera y última edición, pero había concitado mayor atención en los grandes fabricantes.
Fue así que en la línea de partida de aquella edición inaugural, en Austria se presentaron 15 autos, de los cuales seis pudieron completar el recorrido, y los mismos seis lo hicieron con cero puntos de penalización. El joven fabricante L&K había, por lo tanto, obtenido la ansiada clasificación por equipos, el trofeo más importante que entregaba la competencia. Sascha corrió la decisiva etapa especial de cinco kilómetros a las puertas de Viena, promediando una velocidad de 104.985 km/h. El motivo por el cual se corría dicha etapa era que los organizadores pudieran garantizar – en base a la velocidad obtenida – que los vehículos no tuvieran una relación de transmisión más corta, lo que les hubiera dado ventaja en los numerosos tramos cuesta arriba que había en las montañas.Naturalmente, en 1911 Laurin & Klement volvió para defender su título en el «Rally de los Alpes». Ya eran 51 las máquinas inscriptas, y la ruta se había ampliado a más de 1.421 kilómetros, y ahora incluía el Paso de Loibl, con una pendiente en algunos tramos mayor al 30%. Las estrictas reglas exigían que los motores funcionasen sin ser detenidos a lo largo de cada una de las diez etapas. Se recibían puntos de penalización por, entre otras cosas, hacer reparaciones durante las pruebas, conducir demasiado lento o desviarse de la ruta marcada. Una comisión deportiva del Automóvil Club Austríaco era la responsable de garantizar que todo fuera según lo previsto en cada auto, que los componentes vitales y los motores conservaran su sellado original y que, al acabar las etapas, todos los vehículos se guardaran en una zona cerrada y bajo vigilancia. Durante la pausa nocturna, ni las tripulaciones ni los mecánicos tenían acceso a este parque cerrado. Sin embargo, los cinco autos de Laurin & Klement llegaron a la meta del «Alpenfahrt» de 1911. Otto Hieronimus volvió a casa con el «Escudo de Plata» por no sumar puntos de penalización, y el team local Austro-Daimler, con Ferdinand Porsche al volante de uno de sus automóviles, fue el ganador de la Copa por Equipos. Aquella edición fueron 12 los autos que compartieron el primer puesto, sin puntos en contra.
En 1912, Hieronimus volvió a ocupar la primera posición, y el equipo de fábrica, que también incluía a Kolowrat y Drašković, volvió una vez más a terminar la carrera, en la edición en que mas autos participaron (85), más máquinas llegaron a la meta (72), y más tripulaciones la completaron sin puntos en contra (25) luego de recorrer 2.364 km. Como curiosidad, en aquel año participaron otras dos marcas de origen bohemio: Praga, de la ciudad homónima, y R.A.F., oriunda de Liberec, que ese mismo año sería absorbida por L/K. Pero fueron Opel y Fiat las escuadras que, en aquella oportunidad, levantaron la Copa por Equipos.El «Alpenfahrt» de 1913 se extendía a siete etapas y más de 2.667 kilómetros de recorrido. Laurin & Klement envió autos de serie a la carrera, como era habitual, mientras que Rolls-Royce, por ejemplo, confió en el Silver Ghost de seis cilindros, que tenía una caja de cambios especial de cuatro velocidades con una relación de transmisión más corta: el año anterior, el equipo inglés se vio obligado a saltarse las ascensiones con pendientes pronunciadas. Una vez más Hieronimus ganó el «Escudo de Plata»; él y el Conde Sascha estuvieron entre los nueve conductores que pudieron terminar el rally sin puntos de penalización, pero esta vez el equipo ganador fue el de Audi, comandado por August Horch.
Como última gran carrera de automóviles de su era antes de la Primera Guerra Mundial, el «Alpenfahrt» de 1914 fue, una vez más, un gran espectáculo. Del 14 al 23 de junio, el recorrido cubrió ya 2.932 kilómetros y 30 pasos alpinos. De los 75 participantes iniciales, sólo 50 alcanzaron la meta, 19 de ellos sin recibir puntos de penalización – incluido el Conde Sascha-. Esto lo convirtió en uno de los únicos cinco pilotos en conseguirlo tres veces seguidas, calificando para llevarse la «Copa Challenge de los Alpes». El trofeo obtenido por Kolowrat-Krakowsky está hoy expuesto en el Museo Škoda de Mladá Boleslav. El equipo de fábrica había conseguido acabar las cinco ediciones del «Alpenfahrt» con al menos un automóvil sin puntos de penalización, un récord inigualado.
Cinco días después del final del quinto «Rally de los Alpes», los disparos que encendieron la Primera Guerra Mundial alcanzaron al Archiduque Austro-Húngaro Franz Ferdinand y a su esposa en Sarajevo. Esto también marcó el final de una era para el «Alpenfahrt».
Fotos: Prensa Skoda
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