Nueva York, 6 de febrero de 1954. El Salón Internacional del Automóvil abría sus puertas y Mercedes-Benz sorprendía al público mundial con un vehículo totalmente inesperado. Su nombre: 300 SL. La marca germana presentaba un superdeportivo cuya característica destacada eran las puertas tipo “ala de gaviota”, que en aquella época eran únicas en un vehículo de producción y siguen siendo un detalle fascinante hasta el día de hoy.
Mercedes-Benz era consciente de la importancia del 300 SL y lo escenificó adecuadamente. La estrella se encontraba sobre un pedestal redondo, ligeramente elevado, cubierto con una tela cuidadosamente drapeada. En comparación, el segundo producto nuevo que se encontraba justo al lado desempeñaba un papel secundario: era el 190 SL (W121), un elegante roadster. Ambos vehículos estaban dirigidos enfáticamente al mercado estadounidense. Por lo tanto, Nueva York fue el lugar elegido para sus estrenos mundiales.
La forma básica del 300 SL correspondía al auto de carrera del mismo nombre del año 1952, con el que Mercedes-Benz regresó de manera brillante al automovilismo internacional después de la guerra. Mille Miglia, 24 Horas de Le Mans, Carrera Panamericana: las victorias en las competencias de autos más glamorosas del mundo estaban inscritas en los genes del automóvil de producción de 1954. Las puertas que se abren hacia arriba del nuevo 300 SL también tienen su origen en el auto de carrera (W194). La variante Coupé, sin embargo, recibió su propio número de serie: W198.Las puertas no fueron ni un truco de marketing ni una moda pasajera de diseño, sino una necesidad de ingeniería: al igual que en el auto de carrera, el 300 SL tenía una estructura tubular ligera pero muy resistente debajo de la carrocería. Ésta era comparativamente alta en los laterales, lo que imposibilitaba cualquier diseño de puertas convencional. Las puertas que se abrían hacia arriba causaron sensación.
Las puertas tipo “ala de gaviota” requirieron varias soluciones de diseño específicas. Los resortes montados en la parte superior pasaban desapercibidos pero eran esenciales. Facilitaban la apertura de las puertas y también permitían mantenerlas en posición abierta, una importante característica de confort del auto de producción. Los resortes estaban alojados en elegantes tubos cromados.
En la coupé W198 no se pudieron acomodar alzacristales. La solución propuesta son ventiletes desmontables, que pueden transportarse en el baúl. Una palanca libera el mecanismo de retención. Por lo tanto, el suministro de aire fresco es a “todo o nada”. También cuenta con pequeñas tomas exteriores para ayudar a la circulación de aire.Otra consecuencia de las puertas “ala de gaviota” es el diseño específico del volante: puede girarse hacia abajo para permitirle a las piernas un acceso más fácil al cajón para los pies. Una pequeña palanca desbloquea y bloquea el volante.
A pesar del volante pivotante, subir a la coupé no es precisamente cómodo. Esto cambió cuando apareció el siguiente modelo, el 300 SL Roadster, en 1957. Esta variante abierta tenía puertas convencionales, con bisagras delanteras. Para lograr esto, el chasis tubular fue modificado y bajado en los puntos de entrada.
La manija exterior de la puerta es un detalle atractivo y funcional. Una ligera presión sobre la pequeña parte que sobresale hace que la manija se despliegue, después de lo cual se la jala para que la puerta se abra. Es a la vez elegante y aerodinámicamente efectiva. Los modelos actuales de Mercedes-Benz han retomado este principio.Naturalmente, el W198 tiene muchas otras características. Por ejemplo, la excelente suspensión, la distribución casi ideal del peso y el innovador motor de seis cilindros lo convirtieron en un superdeportivo. Fue el primer auto de producción del mundo que contó con un motor de cuatro tiempos de inyección directa. Este innovador desarrollo aumentó la potencia del motor en aproximadamente un 25 por ciento, desde los 170 caballos del deportivo de carreras hasta los 215 CV. Esto le permitía alcanzar una velocidad máxima de hasta 250 km/h, un rendimiento absolutamente extraordinario para mediados de la década de los años 50. Otra característica nueva fue el diseño del frente, con una gran estrella central.
La innovadora apuesta tuvo éxito. El “Gullwing” atrajo desde el vamos a clientes de todo el mundo en el exclusivo segmento de los superdeportivos. Del 300 SL Coupé se produjeron 1.400 ejemplares entre 1954 y 1957, seguido del Roadster, con 1.858 más. Cada 300 SL ya era entonces un icono y sigue fascinando hasta el día de hoy.
El público rápidamente le puso a la coupé un nombre adecuado. Los estadounidenses pronto la llamaron “Gullwing” (ala de gaviota) y los franceses “Papillon” (mariposa). Nombres inmortales hasta el día de hoy. El “Ala de gaviota” plateado con interior rojo exhibido en el Museo Mercedes-Benz atrae multitudes. Casi ningún visitante sale de la sala «Legends 4» sin tomar al menos una fotografía de este vehículo. Muchos lo fotografían desde todos los lados y con todos los detalles. El 300 SL está acostumbrado a recibir este tipo de atención: es un auto de ensueño desde su estreno, hace ya 70 años.
Fotos: Prensa Mercedes-BenzVadeRetro recomienda las siguientes notas relacionadas:
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