Otro febrero y el Carnaval está aquí. “Más de dos siglos de permanencia entre nosotros han convertido al carnaval en una de las escasas referencias que nos identifican desde los tiempos de la colonia. A lo largo de tan extensa trayectoria, la fiesta ha demostrado su ductilidad para adaptarse al cambio social, tendiendo puentes entre pasado y presente y constituyéndose en ámbito clave para los procesos de construcción de nuestras identidades colectivas…”, cuenta Milita Alfaro, en el texto que acompaña la muestra “Montevideo en Carnaval”, inaugurada recientemente en la fotogalería del Parque Rodó montevideano, que conforma una de las patas de la gran red de espacios expositivos al aire libre del Centro de Fotografía del CDF.
En esta recopilación de imágenes históricas no podía faltar una de nuestras fotografías preferidas del CDF. La de los chiquilines y sus atuendos de pilotos de carrera o aviadores de la época, a bordo de un buckboard Smith Flyer (antecesor del Briggs & Stratton Flyer), con su quinta rueda motorizada, que despierta nuestras más profundas fantasías velocistas. La idea de una rueda motorizada tiene entre sus orígenes a los ensayos de Ferdinand Porsche con un motor eléctrico o mismo los Krieger eléctricos que se movían con un motor en cada una de las ruedas delanteras, y tuvieron otra etapa evolutiva con bicicletas y motos en la pre y posguerra como las diversas “Saxonette” alemanas o las Cyclemaster inglesas, que llegaron a incorporar el motor de explosión dentro de la rueda.
La foto que aquí compartimos, hecha en placa de vidrio, fue tomada en el año 1920 en los carnavales que se celebraban en el regio Hotel del Prado, aún en pie dentro del parque homónimo del barrio ídem de Montevideo.
Foto: Centro de Fotografía de Montevideo
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