Algunos propietarios de autos contemporáneos a este Falcon,como por ejemplo un Dodge GTX, aspiran a prepararlo con ferretería de origen gringa, y si el Mopar, mejor.
Los que lucen moño en el capot, suelen recurrir a algunas reliquias de Joseph para entonar la célebre mecánica del brioso 250. Los orgullosos pilotos de Torino, añoran tener algún día los famosos trillizos Weber bajo su capot. Sin embargo este señor (como tantos otros) colmó el sueño de todo conductor de Falcon: Ser patrullero o tachero. Como la primer opción fué abiertamente denostada por nuestros lectores, les ofrecemos la segunda versión del prototipo del usuario de Falcon, disfrutando de este ingrato transvestismo de su coraza.
Tanto se lo habrán gritado mientras lo manejaba, que un buen día le hizo caso a la sabia platea y se entregó a los colores del transporte público.
Hacelo taxi, campeón…
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