El 16 de mayo de cincuenta años atrás, en un contexto social y político que pasó a la historia como el «Mayo francés», en el campo de golf de Deauville, en Francia, fue presentada a la prensa la Mehari, un «cabriolet» innovador y original de Citroën, con la carrocería realizada enteramente en plástico. Un ícono hasta el día de hoy legendario, que consiguió producir casi 150.000 unidades solamente en Europa, mucha de las cuales aun continúan en circulación.
En París, el mayo de hace medio siglo era caliente, muy caliente, pero no por efecto del clima y más bien por temas políticos y sociales. En aquel mes de 1968, el «Mayo francés» desataba violentas protestas en la que se involucraban los estudiantes y los trabajadores, que mantenían a palo y fuego París por aquellos días, con autos incendiados y negocios de lujo destruidos como escenografía.
Un clima ciertamente lejos del ideal para organizar un evento, pero Citroën ya había definido una fecha para el lanzamiento de su Dyane 6 Méhari, como llamaba en la época al nuevo vehículo, y nada hizo cambiar aquella decisión.
Así, a la hora señalada en una estación de París, los periodistas del motor invitados a la cita se fueron acomodando en un tren reservado con destino directo a la estación de Trouville-Deauville, en Normandía, donde se realizaría la presentación oficial del nuevo vehículo.
Aquel mayo venía resultando insólitamente fresco y la mañana del 16 no era la excepción. La columna del termómetro arañó los 10 grados de temperatura máxima apenas en la segunda mitad de la mañana, pero las 20 jóvenes de la agencia Catherine-Harlé estaban vestidas con la ropa adecuada para la presentación de un vehículo recreativo: las más afortunadas llevaban puesto un mameluco colorado, las menos se protegían del frío ¡apenas por unos diminutos bikinis!
El evento arrancó bien adelantada la mañana y ponía en escena a ocho de los cerca de veinte Mehari de preserie (el auto apenas sería homologado en el sucesivo mes de julio), que a diferencia de los autos de serie, tenían faros traseros de 2 CV, ornamentos distintos y estaban pintados en llamativos colores como el azul eléctrico, el rojo vivo, el turquesa y un inédito gris metalizado.
En varias situaciones, las ateridas chicas interpretaban a diferentes personajes: gente en la playa, campesinas con montículos de paja o jaulas llenas de conejos, bomberos improbables (con los trajes sintéticos colorados), elegantes jugadoras de golf, «cowgirls» cazadoras e inflexibles policías a bordo de un Mehari azul con sirenas y luces.
Como era costumbre en los eventos organizados por Jacques Wolgensinger, Director de Comunicación de Citroën en la época, la presentación fue un éxito y la carrera del pequeño «camello de plástico» comenzó de la mejor de las maneras: con una jornada divertida y fuera de todo esquema, que les ofrecía a los numerosos periodistas presentes una pausa de la dura realidad parisina, a Citroën un retorno óptimo en términos de exposición y a las pobres veinte muchachas, en el mejor de los casos, la vuelta a casa con un discreto resfrío…
Fotos: Prensa Citroën
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¡Qué pedazo de perra la que sostiene la sombrilla!
Y pensar que esas chicas deben andar ahora por los setenta pirulos, que horror !
Colonia del Sacramento, la capital mundial de la Mehari.
ayer, mientras esperabamos para subir al buquebus nos cruzamos con los que volvian del homenaje que se hizo en ARG. Hubo bocinazos y aceleradas de confraternidad………cabe destacar que nosotros también andabamos en plasticos.
Simpatiquísimo, práctico y versátil vehículo !!!….muy buena la producción de fotos e interesantes modelos…
La primera foto ya había desatado hace unos años un torrente de comentarios sobre el buen trabajo del Quality Manager de la agencia Catherine-Harlé. Y qué decir del Mehari que no lo diga él mismo. Me remito a lo de siempre: la tradición, casi olvidada hoy, de Citroën ( y de Renault) de hacer mucho con poco. Para todo lo demás espero el comentario mesurado y sin estridencias de Cinturonga. Vuelva don Cintu. Se le extraña a llorar.
GV.
Personalmente, le tengo mucho aprecio al doble chevron (especialmente a partir del tractión y hasta mediados de los 70s), y, particularmente, un gran respeto a los derivados del tpv (aprendí a manejar en un ami 8 elisée, cuidando de largar suavemente el embrague, no fuera cosa que el empuje me sacara el volante de las manos). Creo que la propuesta del dromedario, volvió a patear el tablero y dejó para la posteridad otra joya de la abuela. Actualmente, me encantaría tener uno para mi laburo, pero, lamentablemente, los precios se dispararon sobremanera. Simpático, desestructurado, ágil, noble, confiable, hoy alguno diría cool, y varias calificaciones mas. Sobre las señoritas de las fotos de la presentación, sería interesante el regreso de Cinturonga para que les dedique su notable prosa. Abrazo para todos