“Little Miss Ruby Red”, “Bahama Mama” y “Ghostrider”; a Lea Perelsztein le encantan los autos, sobre todo si son Porsche. Sus favoritos son los que ha bautizado con estos evocadores nombres: su Porsche 356 SC Coupé Rojo Rubí, un 912 Amarillo Bahama y un 964 Gris Slate. Entre otros lugares, estos vehículos pueden ser admirados en la cuenta de Instagram de Perelsztein (@lealovescars), una referencia desde hace tiempo para quienes buscan fotos de modelos Porsche bellos, sorprendentes y de colores intensos. Aunque ocasionalmente también es posible encontrar allí autos de otras marcas. «He hecho exactamente 134.301 fotos hasta ahora», contó con una sonrisa Perelsztein durante una entrevista a finales de enero, en Hamburgo, «y todavía no se me han acabado las ideas». Su tablet lleva la cuenta exacta por ella. Desde entonces, sin duda habrá añadido varios cientos de fotos nuevas.
Lo que más le gusta a Perelsztein es situar sus fotos en lugares insólitos, trabajando con contrastes de colores y formas con un efecto sorprendente. Por ejemplo, en su ciudad natal, lo hizo en una amplia zona portuaria donde, a pesar de toda la actividad, encontró lugares cautivadores y desiertos. No sólo los habitantes de Hamburgo pueden redescubrir la ciudad a través de los ojos de Perelsztein.
Dos nativos de la isla alemana de Sylt, Angelo Schmitt y Ken Hake, un buen amigo de Perelsztein, lanzaron el Festival Petro-Surf, en 2018. Al hacerlo, unieron dos cosas que siempre habían considerado propias de su isla: el surf y Porsche. Desde la década de los años 50, Sylt es conocida como la cuna del surf germano. ¿Y Porsche? Bueno, forma parte del estilo de vida de Sylt tanto como las ostras del restaurante Gogärtchen o el champán del Sansibar, por nombrar sólo un par de iconos del lugar.Sin embargo, entre los autos de los surfistas que acuden al festival no se ven el último 992 o un Taycan Cross Turismo, que sí son frecuentes en la isla, uno de los ambientes más exclusivos de Alemania. El lema de Petro-Surf, “una reunión de motores bóxer y aletas simples”, congrega modelos refrigerados por aire, preferiblemente con un estilo atrevido o con imaginativas personalizaciones. Todo el mundo considera que encajan mejor con el estilo elemental de la comunidad alternativa de surfistas. Los clásicos «de concurso” de Zuffenhausen son raros entre los participantes. Y no tiene por qué ser un 911: un 356, un 912 o un 914 también son bienvenidos. La tolerancia es la consigna.
El punto de encuentro de los cerca de 80 equipos es el pequeño puerto de Munkmarsch, situado en las marismas entre Braderup y Keitum. A partir de aquí, la gente pasa el fin de semana en grupos informales y se divierte charlando, conduciendo, festejando y, si las condiciones son propicias, incluso surfeando.
Hace unos seis años, Perelsztein comenzó a publicar sus fotos en Instagram y descubrió que la plataforma era un lugar ideal para compartir su amor por los viejos metales. Al principio fueron fotos de su Fiat 500 azul claro, fabricado en 1971, al que bautizó comprensiblemente “Baby Blue”. Pronto se le unió “Little Miss Ruby Red”, el 356 SC Coupé de 1964. Implicó la realización de una aspiración de la infancia. «Era mi auto preferido», dijo Perelsztein. «Desde los cinco años mi sueño era tener mi propio Porsche».La colección de autos clásicos de su padre, que incluía varios Porsche, fue la inspiración para esta fantasía poco común en una niña. Perelsztein creó un homenaje fotográfico a su padre, fallecido a temprana edad, en su libro “Little Miss Ruby Red – Las aventuras de un Porsche 356 SC de 1964”. En una foto en color de 2016 se la ve bajando a ella de “Little Miss Ruby Red” frente a una elegante urbanización de Hamburgo. Debajo hay una imagen casi idéntica en blanco y negro, tomada 50 años antes, de un hombre con gabardina saliendo de un 356: el padre de Lea.
Es una de las pocas pistas sobre sus orígenes que la fotógrafa comparte con sus seguidores. Pero incluso en esta foto casi autobiográfica, el espectador solo la ve de espaldas, como en el resto de sus imágenes. «Me gusta estar en segundo plano», dijo. «Para mí, los autos son los protagonistas».
Naturalmente, esto también se aplica a “Bahama Mama”, el 912 Coupé amarillo de 1969, que acompaña regularmente a Perelsztein al festival anual Petro-Surf en Sylt. Llama la atención no sólo por su color sino, como subraya Perelsztein, «por la tabla de surf montada al estilo californiano»: sujeta al portaequipaje del auto, con la parte inferior hacia arriba y la cola hacia delante.La edición de 2022 del festival tuvo lugar días atrás, del 24 al 26 de junio. Los asistentes pudieron ver allí una amplia selección de modelos Porsche refrigerados por aire, así como otras propuestas sobre surf. Perelsztein tiene grandes recuerdos del viaje de vuelta en el ferry List auf Sylt que cruza a la isla danesa de Rømø, en cuya bodega fueron guardados de nuevo un par de docenas de tesoros refrigerados por aire. «Es una visión que me deja boquiabierta cada vez», dijo Perelsztein. «Me arranca una sonrisa».
Perelsztein vendió hace poco a “Little Miss Ruby Red”, pero su colección se ha enriquecido con un 911 T Coupé de 1972 de color Verde Víbora que seguro que con el tiempo conseguirá tanto éxito en Sylt como el 912 amarillo. Ahora sólo tiene que pensar en un nombre para su nueva estrella.
Texto: Thomas Ammann / Fotos: Lea Perelsztein
Artículo originalmente publicado en la edición número 23 de la revista «Porsche Klassik».
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