Scarabeo, la madre del borrego

5/Ene/2017

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El proyecto Scarabeo nace alrededor de la mitad de los oscuros años sesenta, cuando Alfa Romeo, después de las victorias de los principios de los años cincuenta, piensa en un retorno a las competiciones, esta vez con los arcones más llenos debido a los éxitos de ventas de la Giulietta y sus derivados, y gracias al impulso del Ing. Satta Puliga y del grande Giuseppe Busso.

Aparece en ese entonces una serie de prototipos destinados a investigar una concepción totalmente nueva en el ámbito de los chasis, a mitad de camino entre el “tubolare alla italiana” y el “bathtube british style”, completamente derivada de la construcción aeronáutica, que el Dipre/Espe Alfa Romeo (Direzione Progetti/Reparto Esperienze) intenta desarrollar completamente en casa, sin interferir con el brazo armado Autodelta, que ya bastante tenía con las Giulia GTA, TZ y TZ2.

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Todo se basa en el desarrollo de un chasis en “H”, prestado por la experiencia helicopterística, compuesto de tres enormes tubos de aluminio remachado, los cuales contienen además el tanque de nafta y un subchasis de aluminio/magnesio que sostiene la suspensión anterior, derivada de la del Renault R8 (Alfa Romeo, en aquella época construia el Dauphine en Arese, bajo licencia). El motor es de una Giulia GTA 1600 en posición central trasversal con el block modificado para obtener un grupo embrague/caja/diferencial central en “T”, completando con los frenos posteriores onboard.

Tres fueron los ejemplares construidos, totalmente distintos (dos coupé y un spider), y fueron armados por la Carrozeria OSI (Officine Stampaggi Industriali), pequeña fábrica que orbitaba alrededor de la Carrozeria Ghia y que producía moldes para la industria automovilística de Torino bajo el lápiz y la dirección de Sergio Sartoretti.

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De los tres prototipos, ante nuestros ojos aparece la belleza esencial del segundo auto, el cual ofrece toda su sencillez constructiva, destinada a pruebas en pista y no para los ojos del Salón del Automóvil de París 1966 como el primer prototipo, o para ser abandonado incompleto en un déposito como le tocó en suerte al tercero. Se muestra luciendo una ligera piel de Peraluman, cubierta sólo con un barniz transparente color oro blanco, donde se notan los golpes del martillo, las soldaduras y el toque maestro del artesano, ofreciendo una dulce trompa, una deliciosa “coda tronca” y hasta el lienzo para las futuras tomas de aire. El Scarabeo se luce con su gruesa belleza como el embrión de lo que será un par de años más tarde la, a mi entender, absoluta reina, llamada 33 Stradale o la guerrera de las pistas destinadas a darle «cuore sportivo» llamadas 33 Fleron, 33/2 y 33/3.

Alfa Romeo OSI Scarabeo, Collezione Storica Alfa Romeo, Arese, Italia

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