Allá por el año 1985, por motivos laborales de mi viejo, vivíamos en EE.UU. Él, el culpable de que nos gusten los fierros, andaba con ganas de darse un gustito pero necesitaba un cómplice. El más fana de los autos siempre fui yo. Era el que iba con su Kodak Pocket a...
HE DICHO…