Esa es la calle en la que me topé con estas dos piezas al entrar en Atenas por uno de sus accesos más estrechos y concurridos. Mientras el semáforo desde el rojo decidía que nos quedemos quietos, al girarme vi a las viejas glorias esperando por algún tratamiento...
Sábado lluvioso, un poquito aburrido y desperezando la mañana, me dispuse a acomodar cosas en casa, entre ellas unas cuantas fotos viejas que tenía que reclasificar. Las pocas que me quedan de los años de niñez vividos en Atenas tenían nuevo destino en una carpeta...
HE DICHO…