Quienes comenzamos a frecuentar el autódromo de Buenos Aires en los años ochenta recordamos muy bien los boxes angostos; la separación tipo mostrador con la calle de boxes; la calle de sólo dos carriles (uno de ellos bajo la sombra del alero); el amplio patio interno que separaba los boxes de los garages cerrados; el piso mugroso alrededor de las fosas; y los surtidores de nafta del «Tío Dionisio». Ah, aquella maravillosa baruja a paty sigue ahí, a punto ya de cumplir 65 años…
En todos estos años el autódromo tuvo cambio de sentido de giro, nuevos nombres, ampliaciones, modificaciones y reparaciones en la pista, en las tribunas y en sus instalaciones edilicias, desde aquel día de 1952 en que se inauguró.
La «estación de servicio» que se ubicaba en el patio interno también fue mutando su fisonomía, y por añadidura el personal, los surtidores y hasta varió la calidad de los combustibles a la venta, hasta su desaparición definitiva en los años noventa.
Con el autódromo de estreno y siempre con la camiseta de YPF puesta, esta foto del Archivo General de la Nación nos recuerda como lucían los surtidores del autódromo en los años cincuenta.
Foto: A.G.N.
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