Terramar, de peraltes y polizones

1/Sep/2017

Terramar T51 - 3

Voy a pasar a relatarles una experiencia que tuve recientemente con el afamado restaurador, bugattista devenido en hispanosuzista, que posee su impresionante atelier en la localidad costera de Cabrera del Mar, unos kilómetros al norte de Barcelona.

Debo advertir que puede haber algunas exageraciones a lo largo del relato. Si alguien pretende que vuelque en este texto la mera realidad lamento desilusionarlo, pero hace poco descubrí que la realidad no existe. Créanme, NO EXISTE.

A pesar de que íbamos por la autopista y el viento que entraba violentamente por las ventanillas nos refrescaba bastante, la tensión nos acaloraba y parecía que el destino a nuestra aventura no llegaba más. Éramos sólo dos, Horacio al volante del Renault y el que relata de acompañante. La mayor parte del viaje fue en silencio, pensando en lo que estábamos por hacer. Elucubrábamos en nuestras mentes miles de diferentes posibilidades de desenlace, algunas sangrientas con artículos en las crónicas policiales y otras con victorias en autos vintage y los bolsillos llenos de euros por muchos años. Sea cual fuera el resultado, valía la pena intentarlo.

Ya habíamos agotado todas las alternativas pacíficas. Sólo quedaba tomar la acción a cualquier precio. Horacio ya había tenido conversaciones varias con el propietario tratando de hacerle tomar conciencia de la importancia histórica a nivel internacional de su propiedad y del potencial incalculable que no lograba ver ni entender. Sumergido en su mediocridad, sólo pensaba en construir “unos pisitos” para hacer un pequeño negocio inmobiliario. En realidad no era tan sólo eso, el proyecto consistía en un hotel cinco estrellas ultra modernoso, oficinas, cocheras y por supuesto departamentos. Todo esto carente absolutamente de criterio alguno de conservación o de respeto a la idea original de hacer un centro de competición para los mejores pilotos y coches del mundo.

Terramar y Bugatti

Terramar GP

Horacio, desesperado, insistió hasta que no le fueron respondidos nunca más sus mensajes. Los vecinos ingleses y franceses, que poseen circuitos con las mismas características pero en ningún caso con el nivel de conservación de éste, los han rescatado del olvido y cada año se festejan festivales y actividades para el mundo del motor clásico que ya tienen fama mundial por el nivel del espectáculo y la magnífica convocatoria que tienen. La idea era convencer al tipo para que contemplara la idea de hacer algo similar en su propiedad. No solo pasaría a ser un evento único y el de mayor importancia en la península ibérica sino que sería el negocio de su vida por muchísimos años. Indudablemente se enceguesía por los ventanales del moderno complejo.

Entonces Horacio tuvo que recurrir al Plan B, pero para ello tenía que conseguir un secuaz, alguien lo suficientemente inconsciente para aceptar el desafío y lo suficientemente visionario para que, como un antiguo alquimista, en roídos escombros pudiera ver el palacio que realmente había y escuchar los viejos motores pura sangre y las gomas rechinar desafiando la gravedad dentro del amplio descampado. Como en una premonición bíblica aparecí casualmente por el taller de Cabrera del Mar. El equipo ya estaba armado. Ese día lo llamamos una vez más al personaje en cuestión para darle una oportunidad pero fue en vano. Ya no podíamos esperar más.

De pronto, sobre la autopista catalana divisamos el puente que nos introdujo en un frondoso bosque. Luego de dar algunas vueltas semi perdidos pudimos divisar un corroído cartel en que a duras penas se leía “Terramar”. Nos fuimos acercando sigilosamente por el angosto camino hasta que entre los árboles se asomaron las partes altas de los peraltes. De pronto, el bosque se abrió y ante nosotros estaba el viejo templo ibérico del nacimiento del automovilismo. La leyenda existía, no sólo fueron cuentos producto de algún viejo bon vivant alcohólico o datos dudosos de libros de aún más dudosa procedencia o autoría.

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El 28 de octubre de 1923 se inauguró oficialmente el Autódromo de Terramar, en las afueras de la localidad costera de Sitges, en Cataluña. Aunque las huellas dejadas por algunos autos en el hormigón fresco evidencian que hubo una inauguración previa y secreta. Este circuito semi-ovalado de 2.000 mts de recorrido y 20 mts de ancho, está construido con una carpeta de 12 cm de hormigón, razón por la cual se mantuviera intacto durante tanto tiempo, y es el cuarto más antiguo luego de Brooklands, Indianápolis y Monza. El arquitecto responsable fue Jaume Mestres i Fossas que se arriesgó con este diseño de circuito de curvas peraltadas de 60° y llegando en algunos sectores hasta los 90° en la parte más alta (Indianápolis solo tiene 35°). Este tipo extremo de pista hizo que muchos pilotos lo catalogaran de ser demasiado peligroso y seguramente este fue uno de los factores principales que lo llevaron a la ruina.

La construcción del mismo se hizo en el extraordinario lapso de apenas 300 días y el costo fue de cuatro millones de pesetas, que para aquel entonces era una suma extremadamente alta. La financiación vino de parte de un grupo de jóvenes acaudalados, excedidos en entusiasmo (probablemente los autores de las huellas) que fueron seducidos por el inversor inmobiliario Francesc Armengol al cual los cálculos no le salieron como creía. Claramente fue el más soñador de todos. El resultado fue que ni bien se terminó de construir el circuito este grupo de jóvenes estaba peligrosamente endeudado y las recaudaciones de la carrera inaugural fueron incautadas por los acreedores. Esto derivó en que los competidores no recibieran la paga prometida y la conclusión fue que el circuito no podría ser incluido en las fechas puntuables del campeonato internacional, según dictaminó la Federación Internacional del Automóvil. Así que la carrera inaugural, el Segundo Gran Premio de España, ganado por Darío Resta en un Talbot, fue la única prueba de carácter internacional. Igualmente, la inauguración fue una fiesta a toda pompa con notables invitados que incluían a representantes de la casa real. Pero poco a poco la gente fue perdiendo interés y las pocas competencias menores que se realizaban allí cada vez tenían menos público. En 1925 el autódromo se cerró, un fracaso absoluto en todo sentido.

Terramar carrera

afiche

Luego de unos años, en 1929, el predio del circuito fue adquirido por Edgar de Morawitz que, luego de algunas gestiones, en 1932 logró realizar el Campeonato Español de Motociclismo. Durante estos lapsos de falta de competencias oficiales el circuito fue usado a nivel particular por los aficionados que buscaban un espacio donde divertirse y medir fuerzas con sus máquinas. Muchos de ellos fanáticos de la casa Bugatti, de los cuales llegaron a haber muchos ejemplares por la región y en varias oportunidades realizaron competencias tipo mono marca. Pasaron los años y en tiempos de la Guerra Civil Española el Sr. Morawitz decidió ser un activista republicano y los galpones del autódromo pasaron a convertirse en barracas para los milicianos. Terminada la contienda, a raíz de las represalias del generalísimo Francisco Franco, el circuito tuvo que ser vendido una vez más. Esta vez el predio es comprado por José Emilio Ferrer Dalmau el cual lo utiliza como finca agrícola y construye invernaderos hortícolas dentro del circuito. Y así se mantuvo hasta nuestros días.

El Renault se desplazaba lo más lento que la relación permitía, casi en puntitas de goma para “no levantar la perdiz”. Nos detuvimos frente a la puerta principal de majestuosa arquitectura que se interrumpía por un enorme portón encadenado. Por detrás, en la pared, un gran letrero decía; “Propiedad Privada. Prohibida la Entrada. Peligro de contraer Cáncer. Edificación con Asbesto”. Y como si fuera poco debajo había un dibujo de un hombre apuntando con un arma. O sea, de una manera u otra, era la muerte asegurada. Con Horacio seguimos circulando lentamente por la calle que rodeaba parte del perímetro. Frente a este gran predio había un intento de pueblo, algunas casas que frenteaban al circuito. Al final de la calle había una plazoleta donde unas señoras mayores, sentadas, nos miraron de reojo. Parecían ser jubiladas pero estamos seguros que pertenecían al servicio de inteligencia catalán. Eso nos inquietó un poco y decidimos dar la vuelta.

Terramar C

Terramar Bugatti y avion

Mientras volvíamos por esa misma calle, con otra perspectiva, notamos que en la gran cuneta que separaba la pista de la calle, de unos 40 mts de extensión aproximadamente, había una parte donde la maleza salvaje se abría mostrando un pasaje hasta uno de los túneles de entrada al centro del autódromo. Al lado de este un pedazo del hormigón de la pista se había desmoronado y naturalmente se había formado una especie de escalera. Ese era el lugar y el momento. Sin pensarlo detuvimos el auto y nos apresuramos corriendo raudamente entre los matorrales. Parecía una tarea fácil pero no nos percatamos que los arbustos tenían espinas gigantes en forma de anzuelo que atrapaban. Cuanto más se moviera más se quedaba uno atrapado. Conseguimos avanzar, yo iba por delante cuando de pronto escuché que Horacio pegó un alarido. Cuando me di vuelta pude ver como las plantas carnívoras lo deglutían lentamente. Al ver sus ojos vidriosos entendí inmediatamente lo que me quería transmitir, la misión la debía continuar solo.

Pude liberarme de los tentáculos de las plantas malditas y llegué hasta una primera pared pequeña. No era para nada alta pero estaba completamente tapada de estas plantas sanguinarias y además había cardos, ponzoñosos seguramente. No sé cómo la trepé. Avancé hasta la entrada al túnel donde se podía ver del otro lado algunos de los edificios originales, probablemente boxes o talleres. Un gran pedazo de hormigón se había desprendido de la arista del peralte y en ese hueco había una especie de escalera sobre el terraplén. Posiblemente erosionado por la lluvia y otro poco formado por el paso de otros intrusos como yo. Era bastante empinado y se dificultaba la trepada, además la tierra se desarmaba en algunas partes haciendo que volviera al punto de partida. Mientras luchaba con esto puede ver que Horacio había sobrevivido y ya estaba a salvo, en una zona sin plantas. Me saludó a la distancia. Ya con más esperanzas redoblé mi esfuerzo y conseguí avanzar hasta la cima. Una suave y fresca brisa golpeó mi frente cuando asomé mi cabeza. Allí estaba. El famoso peralte de 90° que sólo los valientes supieron atravesar.

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La construcción del circuito se hizo en tiempo récord pero la ansiedad de los usuarios era tal que no esperaron a que el hormigón se secara, ya que muy cerca de donde me ubicaba había huellas de los diferentes dibujos de las cubiertas del momento, Dunlop, Michelin, Continental, que quedaron impresas para siempre. Logré subir el peralte roto y ya estaba parado sobre la pista. Se podían ver todos los edificios originales en un estado de conservación increíble pero abandonados al fin. También había algunos galpones modernos que se fueron agregando con el tiempo y algunos invernaderos que seguramente algún paisano del lugar seguirá utilizando. El estado de la pista era alucinante, salvo algunas roturas en los bordes o alguna que otra grieta insignificante todo el resto era un autódromo que se podría resucitar muy fácilmente. Pude imaginar uno o varios eventos anuales de convocatoria internacional para autos y motos veteranos y vintage donde se pudiera apreciar los vehículos en exposición en el centro del circuito y constantemente autos girando en sus diferentes categorías alrededor en la pista. Creo que es una oportunidad única que no se va a repetir nunca más en la historia. El objetivo de la misión era transmitir este mensaje para que mucha gente se enterara de este viejo circuito majestuoso que lamentablemente fue olvidado y que mentes oscuras pretenden prostituir. Claramente estas decisiones son tomadas desde la ignorancia total. Principalmente desde el punto de vista comercial ya que la inversión que pretenden es de millones de euros cuando la de restauración y acondicionamiento del autódromo original es una mínima fracción de la anterior.  Ojala esta crónica sirva de algo y llegue a ojos y bolsillos de alguien que pueda tener la influencia necesaria para salvar este lugar…

No había terminado de meditar estas conclusiones en mi cabeza cuando a la distancia, por detrás de los invernaderos, vi salir un ciclomotor a toda velocidad con un hombre que se dirigía directamente hacia mí. Me apresuré a sacar mi cámara de fotos que tenía colgada en mi espalda y saqué todas las fotos que puede en segundos. Luego, de un brinco olímpico, bajé el gigantesco terraplén. Un poco torpemente y otro poco con pericia logré evadir la pared de espinas y llegué hasta la gran cuneta. Miré por detrás y pude ver al tipo que me observaba desde lo alto. Seguramente estaba decidiéndose si usar la escopeta o la carabina pero yo fui más rápido y logré llegar al Renault antes que me acribillara. Salimos a toda velocidad a la autopista, estábamos todo sudados y con las piernas temblorosas y ensangrentadas pero con el corazón exaltado de la emoción de haber cumplido la misión.

Hispano Suiza

Terramar B

Tal vez una de las razones de todos sus fracasos sea porque esa carrera internacional de inauguración estuvo bautizada con sangre. Sin muerte pero con sangre, golpes y fierros retorcidos, o sea, mala leche. Hubo 8 autos en la línea largada y el favorito del público era el Hispano-Suiza aerodinámico, que sólo hacía de pace car… Era el anfitrión del circuito, ya que la fábrica quedaba a unos kilómetros en Cabrera del Mar, vecina a la fortaleza del Sr. García. La carrera de 200 km totales terminó sin inconvenientes, salvo los competidores que se fueron sin el dinero que les habían prometido. Pero al otro día, el Hispano salió nuevamente a probar el circuito. Evidentemente, quien lo condujera el día anterior se había quedado “manija” y se quería sacar las ganas. El peralte fue demasiado para él y termino incrustado dentro del foso que muy adecuadamente había junto a la pista. Durante el período de Morawitz se trató de todo para reflotar el circuito. Se lograron hacer competencia motociclísticas, se hicieron desafíos insólitos como el de los aviones vs las Bugatti y hasta se llegó a transformar el autódromo en un club deportivo y social con la creación de canchas de tenis y reuniones de la alta sociedad barcelonesa. Lamentablemente nada de esto funcionó.

En 1956 se realizó la última competencia sobre ese circuito y a partir de ahí entró en estado de hibernación. Su historia no es tan rica ni fascinante como las de sus congéneres ovalados pero eso fue, tal vez, la causa que hoy sea el autódromo antiguo mejor conservado del mundo, sobreviviente de varias guerras y crisis. Ojalá que así lo siga siendo y que su historia recién esté empezando.

Horacio en 51 a

terramar autodromo a 90º con el sueño

PD: Adjunto un video extra sobre condimentado (¡Mirá quien habla!) sobre el proyecto de “reinauguración” del autódromo. Es notable la hipocresía ya que se remarca lo fascinante de su conservación original y al final se muestra el engendro desafortunado que se planea construir sobre lo anterior. Por favor miren:

Fotos: Santiago E. Sánchez Ortega, Horacio García e imágenes web

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DSC03887Terramar T 51 - 4

Terramar T51 -1

13 Comentarios

  1. Qué clima tienen estas fotos! buenísimo Sancho, espero que esto no se toque nunca más. Un santuario.

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  2. Buenos y acertados comentarios de Horacio (con quien voy a cenar en un ratito). Unas precisiones historicas, El señor Edgard de Morawitz no era republicano, de hecho participó en la guerra civil en el bando franquista (bando rebelde y faccioso), si bien es cierto que su Autódromo le fue requisado en 1936 por el bando republicano (leal al Gobierno) para su uso como campo de instrucción militar. La otra precisión corresponde al Hispano aerodinámico, el accidente del cual no se produjo al día siguiente de actuar como pace car en el GP de España de 1923, sino en unas pruebas privadas realizadas en 1924 siendo su conductor el Sr. Braun. En el GP de España de 1923 el conductor del Hispano aerodinamico y monoplaza fue Frederic Armangué, director del circuito y brillante piloto catalán, la historia que lo conducía un tal García es una milonga que se pretende se convierta en realidad a base de repetirla mil veces. Saludos desde Barcelona

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  3. En junio del 2013 fuimos de paseo a Sitges con mi señora. Yo no conocía Terramar, pero un argentino que manejaba un estacionamiento me lo comentó. Me llevó hasta la tranquera y gentilmente un señor con escopeta nos echó. Si lo buscan em Google earth se ve clarísimo. En el medio hay un montón de olivos……

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  4. En mi opinion, ese desproposito no se realizara; primero por serlo, segundo porque los politicos que aqui siempre tienen algo que decir, en estos momentos estan como la esposa del hermano de Mastropiero «…no saben a quien atender». Y ademas, el capital necesariamente tendria que ser transpirenaico ya que esa es la filosofia de la casa, y no parece racional que alguien que lo sea, invierta-arriezgue en algo tan burdo.
    Por otra parte, el autodromo esta protegido desde hace unos 25 años por un decreto de «Patrimonio historico intocable».
    Y por ultimo, Sr.Gúibels por favor no me prive de uno de mis contadisimos momentos en contacto con el mundo civilizado, y cuando este por aqui hagase ver y con mucho gusto lo ayudare a saltar tapias o lo que sea necesario. +34 678562848 [email protected]

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    • Gracias Horacio, estaré en contacto.

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  5. Excelente crónica!, yo no quiero ver el video con ese proyecto…Faltaría una captura desde Google earth para ver el trazado completo hoy.
    Salvando las distancias, acá nuestro óvalo de Chrysler (que no era Autódromo pero si una obra increíble) también se convirtió en modernos departamentos. Una pena…

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  6. Muy interesante la historia del circuito y su diseño. También el increíble estado de conservación después de tantos años. Por el valor inmobiliario que debe tener es muy probable que económicamente sólo sea viable un proyecto cirquero similar al render del video, una lástima. En dos semanas visitaré a un amigo que vive a 10 cuadras el circuito, sobre la Av Circunvalación, le pediré que me lleve.

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  7. Estimado Santino, si Ud. viajó hasta SITGES para -como se lee- que la suave y fresca brisa golpeé su frente, cuando regrese por el río de la Plata, deje sin llaves su placard. jajaj!

    Muy buena nota! hace unos años había visto a Carlos Sainz girar por ahí y así conocí Terramar. Varias de las imágenes que están en el nefasto proyecto pertenecen a https://www.youtube.com/watch?v=JwRtowGUCrk

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  8. Lindísima nota Sancho, espero que no lo transformen en un Las Vegas catalana.

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  9. ¡Muy buen relato Santino! Por momentos surge de él una fantasía que parece salida de un guión de Guillermo del Toro («El laberinto del fauno»). Una lástima que la película del final sepulte toda la magia…
    🙁

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  10. Patético lo que quieren hacer

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  11. Gran historia y futuro incierto. Aunque la realidad a veces existe.

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  12. Increible estos muchachos, 1ero resaltan su historia y su increible preservacion y despues de golpe te muestran literalmente como se van a c—– en toda esa historia y van a construir un mamotreto tematico mas, lo unico que me queda claro es que el ser humano es el principal depredador

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