Este Mercedes-Benz 300 exhibido en el “Espacio 5 de Leyendas” del Museo Mercedes-Benz puede sorprendernos por partida doble. En primer término por tener un cable que lo conecta a un Mercedes-Benz 220 S (W111). Y luego, porque sólo la mitad del auto se ve igual que un “Adenauer” (como este vehículo de lujo es conocido debido a la preferencia del Canciller alemán Konrad Adenauer por el modelo en su época) normal. Las diferencias empiezan apenas después del parante central: desde ese punto hacia atrás se proyecta un elegante y prolongado sector posterior generosamente recubierto de vidrios panorámicos, de un aspecto al que podríamos asociar con un vehículo familiar. Luces traseras bellamente esculpidas, junto con salidas de escape integradas en los guardabarros inmediatamente llaman la atención. Entonces nos sorprende el interior, donde podemos encontrar numerosos instrumentos de medición así como dos asientos individuales con angostos respaldos de mimbre, parecidos a los de viejas sillas de jardín.
Este vehículo tan particular, hecho a medida, está definitivamente configurado para su intención de uso. Este “one off” fue construido por Mercedes-Benz en 1960 como un auto laboratorio de mediciones para ser utilizado por los ingenieros de desarrollo del Departamento de Pruebas. El elegante sedán Mercedes-Benz de la serie W 189 fue elegido como base por la necesidad de contar para las tareas con un vehículo veloz y de buen tamaño. Después de todo, el auto laboratorio no sólo debía seguir a otros vehículos sin tener que hacer mayores esfuerzos, sino que también debía ser capaz de transportar el voluminoso equipamiento para realizar las mediciones.Durante muchos años, el Mercedes-Benz 300 transformado fue utilizado con sumo éxito como un laboratorio rodante. Para este propósito, estaba conectado con otro vehículo a través de un cable de 30 metros de extension -en cierta medida un temprano LAN (Local Area Network)-. Esa línea transmitía data de los sensores a los implementos de medición ubicados en la parte posterior.
Desde mediados del siglo XX en adelante, los datos obtenidos por sensores se volvieron cada vez más importantes. Proveían a los ingenieros de valiosa información acerca de si algún invento o desarrollo respondía a las expectativas, o de que forma podía ser mejorado. Pero había un problema: los instrumentos de medición en la década de los años 50 eran de gran tamaño, pesados y delicados. Si se montaban en el propio vehículo en desarrollo, influenciarían en las características de comportamiento y en pruebas sobre terrenos defectuosos como los pisos con «serruchos” u otros patrones «sacude huesos» de las pistas no funcionaban por las vibraciones.
La solución fue ingeniosamente simple. Mercedes-Benz dividió la tecnología de sensores y de adquisición de datos de mediciones entre dos vehículos, y así nació el auto de mediciones. Mientras los ingenieros de Desarrollo manejaban los prototipos a través de los test de comportamiento dinámico planeados, el laboratorio rodante lo hacía de manera más fluida a cierta distancia y recibía los datos de mediciones, por ejemplo del comportamiento de amortiguadores, a través de la conexión por cable. Telemetría es el nombre que recibe este tipo de transmisión de datos, subsecuentemente lograda via señales de radio. En la mayoría de los casos, la data de los sensores era grabada en el auto de mediciones a partir de cintas magnéticas y evaluadas luego en paz y calma.Una mirada dentro del auto de mediciones muestra que los ingenieros no disfrutaban de un confort extremo. El área para las cabezas es limitado y las dos sillas carecen de sujeción y una ergonomía adecuada. Además, la superficie vidriada no sólo permite el ingreso de un montón de luz al interior en días soleados, sino que también es capaz de recrear el clima de un invernadero… Al menos, la carrocería cuenta con aberturas de ventilación en los laterales.
Un prototipo podía transmitir 14 valores de medición en simultáneo al laboratorio móvil, una cifra nada despreciable en la época. Cada centímetro de espacio en la parte trasera del 300 era utilizado para los implementos sensibles, siempre seleccionados específicamente para el respectivo programa de mediciones. Para suplir a estos de electricidad, también existía un generador a bordo. Y por supuesto, también se establecía una conexión de radio entre los dos vehículos.Este Mercedes-Benz 300 especial está impulsado por el motor a inyección de la versión final del W 189 (1957 a 1962) que entrega 160 caballos. Una ficha de la época asegura que su velocidad máxima era de 120 km/h. Un “Adenauer” normal, con transmisión automática, podía alcanzar los 165 km/h. El auto de mediciones fue utilizado hasta la década de los años 70, mayormente sobre la pista de pruebas de Untertürkheim. Pero también estaba habilitado para uso en las calles y para ello contaba con su correspondiente placa identificatoria: S-MH 867.
Hoy en día, todo el sistema de adquisición de datos viaja sobre cada prototipo. La tecnología moderna de sensores y computadoras hace esto posible, siendo más pequeño y liviano. El número de canales de medición que graban data en simultáneo también se ha incrementado considerablemente. La barrera de los 1.000 datos simultáneos ha sido superada hace largo tiempo. A pesar de ello, la boracidad de los ingenieros y técnicos por un conocimiento más profundo es más grande cada vez. Esa sigue siendo la gran motivación, tanto del pasado, como del presente y de cara al futuro: hacer que el auto del mañana sea cada vez mejor.
Fotos: Prensa Mercedes-BenzVadeRetro recomienda las siguientes notas relacionadas:
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