Son varios los ejemplos de pistas de pruebas que distintos fabricantes de automóviles tuvieron en diferentes épocas. Desde la pista en la terraza de la planta de Fiat en Lingotto, al súper anillo de Nardo, o mismo la pista peraltada en el Palacio Chrysler, en pleno Buenos Aires.
Opel fue más allá y hace 100 años inauguró una pista en las afueras de su ciudad sede, Russelsheim, que no sólo se utilizó para probar sus productos sino que también funcionó como circuito de competencias para automóviles, motocicletas y bicicletas, ya que Opel era un gigante que produjo estos tres tipos de transporte, entre otras cosas. La primera carrera documentada que se celebró en el Opel Rennbahn fue la “1. Wiesbadener Automobil-Turnier” (1er Torneo de Automóviles de Wiesbaden) que tuvo lugar los días 21 y 22 de mayo de 1921.
Aquella cita consistió en una docena de competencias para automóviles y motocicletas en varias distancias. Los vehículos de Opel compitieron en la mayoría de carreras, tanto de dos como de cuatro ruedas, con Fritz von Opel -el nieto de Adam, el fundador de la compañía- y el piloto oficial de Opel, Carl Jörns. Al volante del Opel 14 PS, Jörns consiguió dos victorias y Fritz von Opel, que logró una velocidad media de 113 km/h, una. En el decimotercer desafío previsto en aquella velada se intentarían batir récords para autos y motos, pero el desafío finalmente fue cancelado debido al “imprudente comportamiento de los espectadores”.
A comienzos de los años 20, el Opel Rennbahn se había ganado fama como uno de los autódromos más rápidos de Europa. Se anticipó en su construcción a otros famosos circuitos alemanes como Avus, Nürburgring o Hockenheim. Su trazado, de 1,5 km, era estrecho y con un peralte muy pronunciado. Fue construido por Opel en 1919, cuando la labor de pruebas en las vías públicas se volvió inviable por la impopularidad que causaba entre los lugareños. Gracias a su trazado oval, a su ancho de 12 metros y a sus peraltadas curvas de 32 grados, permitía alcanzar velocidades medias de hasta 140 km/h.
Las medidas de seguridad eran prácticamente inexistentes. A diferencia de los circuitos modernos, no había barreras de protección, ni obviamente zonas de grava, ni amplias escapatorias para detener o desacelerar los bólidos en caso de salidas de pista. Los espectadores se congregaban completamente desprotegidos al borde del asfalto.
En el circuito se celebraban carreras de bicicletas, motos y autos, y en su época de máximo apogeo conseguía atraer a 50.000 espectadores. Entre los pilotos más famosos de su época, se encontraban nombres como el del as de las trepadas Rudolf Caracciola.Opel también utilizo el circuito para el desarrollo y pruebas de sus nuevos modelos. Entre lo más destacado sobresalen las espectaculares carreras de prueba de Fritz von Opel en abril de 1928 con el “Rak 1” propulsado por un cohete, lo que le valió el apodo de “Raketen-Fritz” (el hombre cohete Fritz).
Desde la década de 1930, con la trepidante evolución del automovilismo y la apertura de los circuitos, cada vez se celebraron menos carreras en el “Rennbahn”. En 1946 la pista cayó en desuso, pero no desapareció por completo. En la actualidad lo que queda del “Rennbahn” es un “monumento tecnológico” (patrimonio cultural técnico). La mayor parte de su trazado ahora está cubierto por árboles, arbustos y hierba, pero los restos de las curvas peraltadas, en particular, aún son visibles. Desde 2013 una carcelería para visitantes con información se extiende sobre parte del circuito.
Fotos: Prensa Opel
- Rétromobile 2025: celebrando a Adolphe Kégresse - 07/02/2025
- Rétromobile 2025: 130 años de Skoda - 06/02/2025
- Una Ferrari 250 LM, elegida Best of the Best - 05/02/2025
0 comentarios