La Vuelta de Gral. Rodríguez se transformó en un clásico. Aunque siempre la envuelven amenazas de suspensión por caprichosas cuestiones climáticas, la troupe de los cultores del «teshé» auténtico se decidió por fin a retomar el calendario, utilizando el tradicional circuito mixto «La Escuelita-La Choza». Entusiasmo a full, y con un debut muy esperado: el 59 AB ex- Alberto Exertier, rescatado por don Pepe Eliçabe y su hijo Manuel. El que fuera un auténtico mecenas de la categoría en la dorada época de los años ’60, buscaba un Chevrolet con historia, la marca de sus amores. Pero la cosa se puso difícil -chivos de verdad hay pocos pastando por ahí – y la fecha se venía encima. Algo había que hacer, y apareció el Ford en cuestión, en un estado muy original. Palo y a la bolsa.
La mañana sabatina pintaba tranquila, la tierra se había secado bastante después de las lluvias de septiembre y a la hora señalada todo el mundo, incluyendo otra celebridad invitada como el ex piloto de TC Roberto Bruzzone, escuchaba atento las indicaciones de Charly, el ya irreemplazable director de la prueba/comisario deportivo/encargado de la hoja de ruta/ bidoneo/aro de información. O sea, el hombre orquesta. Pero la sorpresa siempre sobrevuela el ambiente teceísta, y cuando la bandera argentina estaba pronta para ser agitada… ¡apareció la bonaerense! ¿Quién ataja este penal? «Carlitos, vos que sos local…», y allá partió Carlos Gerbaudo, el gallardo piloto de Gral. Rodríguez y Arequito, tripulante del Ford con el que Armando Loson, más conocido como «Ráfaga», terminara 3º en la durísima 1ª Vuelta de Córdoba de 1950.
Tras largos cabildeos, la autoridad cedió, pero bajo condiciones irrenunciables… «a no hacerse los loquitos, muchachos», fue la orden. Todo el mundo agachó la cabeza, y silbando bajito se zambulleron en sus bólidos. Todos, menos uno. El Ford del amigo Fangi no quiso saber nada, con evidentes problemas térmicos…
La cosa estuvo peleada, los del óvalo, a pesar de ser mayoría, evidenciaban algunas «nanas», que supieron ser aprovechadas por los del moño, «La Luisa» y «La Cachorra», para marcar diferencias indescontables. Eso sí, como siempre pasa, la clasificación quedó en suspenso. Parece que algún cronómetro dejó de funcionar en el momento más inoportuno. Mmmmmmm!!! Grrrrr!! Guauu!
Los tremendos ravioles de Don Silvano en Tomás Jofré, broche de oro para otra «Vuelta» más. Y Don Pepe Eliçabe, tras unas breves pero sentidas palabras, depositó el premio Isaura/Celinoil en manos del irrepetible Charly Walmsley, quien aglutina a este grupo de cultores del «teshe de verdad»…
Fotos: Miguel Tillous
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Me parece que no hay nada mas «british» que este tipo de approach al automobilismo historico , en este caso el TC… juntarse por pasion, amor a los fierros, al barro y a las cosas bien hechas…
complimenti !!
Muy linda nota. Se ve que la pasaron bárbaro. Aguante Ford..!!
Cuantos número 2 hay?
Polifacético Manuel E……… de la paquetería de Goodwood al telúrico teshé.
Que lindo… se divierten como niños… !!! buenísima nota, cuanta pasión