Subastan el Mercedes W 196 con el que Fangio ganó en Argentina

26/Nov/2024

El Mercedes-Benz W 196 R de 1954 con carrocería aerodinámica, uno de los autos de carreras más importantes del mundo, se subastará en Stuttgart, a través de la casa de remates RM Sotheby’s en colaboración con Mercedes-Benz Heritage.

Este Mercedes-Benz W 196 R “Stromlinienrennwagen” de 1954 tiene la distinción de haber sido conducido por dos de los mejores pilotos de todos los tiempos: Juan Manuel Fangio y Sir Stirling Moss. Donado al museo del Indianapolis Motor Speedway por Mercedes-Benz en 1965, este monoplaza se subastará en un evento exclusivo en Stuttgart el 1º de febrero de 2025.

El chasis 00009/54 forma parte de una colección excepcional de 11 automóviles que el Museo del circuito de Indianápolis ofrecerá en una serie de tres subastas a desarrollarse en Stuttgart, París y Miami para apoyar los esfuerzos de restauración y recuperación financiera del museo, y se ofrece en estrecha colaboración con Mercedes-Benz Classic y RM Sothebys. Los expertos del Mercedes-Benz Classic Center de Fellbach y el propio archivo de la empresa están trabajando en un informe pericial del fabricante sobre la originalidad y autenticidad del vehículo.

Pocos autos de carreras históricos resuenan con tanta fuerza como las famosas “Flechas de Plata” de Mercedes-Benz que dominaron las carreras de Grand Prix en la era inmediatamente anterior y posterior a la guerra. Eran admiradas por su tecnología avanzada y espectaculares performances. El W 196 R se desarrolló para cumplir con el nuevo reglamento de motores “hasta 2,5 litros” que se aplicó a partir de 1954 en la Fórmula 1, y pronto demostró ser el auto que dominaba las carreras en manos de ases como Juan Manuel Fangio y Stirling Moss.El W 196 R cuenta con un motor de ocho cilindros en línea de 2.494 centímetros cúbicos y está diseñado en torno a un complejo cigüeñal con cojinetes de rodillos Hirth. Alimentado por inyección de combustible, estaba formado básicamente por dos motores de cuatro cilindros unidos, con dos árboles de levas para cada admisión y escape. Una joya que garantizaba una entrega de potencia confiable y suave y era capaz de producir 290 CV en su segunda temporada de desarrollo. Dado que la nueva fórmula de 1954 especificaba pocas limitaciones para la carrocería, Mercedes-Benz concluyó que una carrocería aerodinámica y estilizada con ruedas cubiertas optimizaría el rendimiento en circuitos de alta velocidad, mientras que una carrocería de ruedas abiertas sería ideal para circuitos más revirados.

Los nuevos autos de carrera de Mercedes-Benz hicieron su esperado debut en el Gran Premio de Francia en Reims con un trío de los nuevos W 196 R aerodinámicos. Mercedes-Benz logró un espectacular doblete: el equipo formado por Juan Manuel Fangio, Karl Kling y Hans Herrmann quedó en primer, segundo y séptimo lugar, con Herrmann marcando la vuelta más rápida de la carrera. La carrera marcó un rotundo éxito para Mercedes-Benz en su esperado regreso a las carreras. Y Juan Manuel Fangio ganaría el Campeonato Mundial de Fórmula 1 de 1954 con la nueva “Flecha de Plata”.

Para la temporada de 1955, el W 196 R se desarrolló aún más para seguir siendo lo más competitivo posible. El motor mejoró en numerosos aspectos, incluida la incorporación de un nuevo múltiple de admisión. Se tomó la decisión de utilizar las carrocerías “abiertas” de GP durante casi todas las carreras de 1955, mientras que las mejoras y actualizaciones dieron como resultado una reducción de peso de aproximadamente 70 kilogramos con respecto a sus predecesoras. El equipo de carreras también reclutó a Stirling Moss para unirse a su staff de pilotos.El Gran Premio de Fórmula Libre de Buenos Aires, que se celebró el 30 de enero de 1955 en el autódromo porteño, marcaría la primera carrera de este ejemplar en particular, con chasis número 00009/54, equipado con carrocería de ruedas abiertas y al mando de Juan Manuel Fangio. «El Chueco» consiguió la pole position y finalmente resultó victorioso en la carrera que se desarrolló en dos series en su tierra natal.

Para esa misma temporada, el circuito italiano de Monza había sido reconstruido con una nueva curva peraltada de alta velocidad que desde entonces se ha convertido en una leyenda del automovilismo. Para el Gran Premio de Italia, se decidió que el chasis número 00009/54 debería estar equipado con la carrocería aerodinámica por primera vez en la temporada de 1955, y que lo pilotaría Stirling Moss. Fangio consiguió la pole position con un auto similar, con Moss a su lado en la parrilla de salida. Moss le arrebató la punta a Fangio en la novena vuelta de la carrera, pero finalmente terminaría séptimo después de sufrir con algunos problemas mecánicos. Cabe destacar que el inglés registró la vuelta más rápida de la carrera con el chasis número 00009/54, marcando un tiempo de 2:46.900 a una velocidad media de 215,7 km/h.

Al concluir la temporada de Fórmula Uno de 1955, Fangio consiguió su segundo Campeonato de Pilotos de Fórmula Uno consecutivo a bordo de las “Flechas de Plata”, con Moss terminando segundo, sellando el estatus de leyenda del W 196 R.El pedigrí del W 196 R ya era intachable. En dos temporadas, la familia de modelos W 196 (que incluía su variante sport, el biplaza 300 SLR -W 196 S-) había ganado tres campeonatos en dos categorías diferentes. En 12 participaciones en carreras puntuables de Fórmula Uno, el W 196 R había ganado nada menos que nueve veces, y obtuvo dos carreras adicionales sin puntos, con lo que sumó un total de 11 victorias en 14 competencias.

En 1964, el chasis número 00009/54 fue asignado al Museo del Circuito de Indianápolis y fue donado oficialmente a la Fundación del Indianapolis Motor Speedway el domingo 30 de mayo de 1965. Durante casi seis décadas, el W 196 R ha sido guardado, exhibido y mantenido meticulosamente por el Museo IMS, siendo invitado ocasionalmente a asistir a exposiciones importantes, como el Concurso de Elegancia de Amelia Island de 1996, el Salón Internacional del Automóvil de Canadá de 2003 y la gran reapertura del Museo Petersen en diciembre de 2015.Aunque este automóvil ha aparecido en eventos prestigiosos, incluido la más reciente participación en la exhibición de Mercedes-Benz en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach de 2024, nunca ha sido presentado para ser juzgado en eventos de concurso.

00009/54 es uno de los cuatro chasis completos W 196 R conocidos a los que se les montó la magnífica carrocería carenada de fábrica al final de la temporada de 1955. Este ejemplar representa sòlo el segundo W 196 R que se venderá a particulares y el primer ejemplar que se ofrece con la carrocería aerodinámica. Se presenta con su librea del Gran Premio de Italia de 1955 y está documentado con un baúl de materiales de la época. Los organizadores de la subasta estiman su precio de venta en 50 millones de euros.

Otros lotes de suma importancia en el remate del Indianápolis Motor Speedway serán la Ferrari 250 LM 1964 con el chasis 5893 (precio de venta estimado por encima de 25 millones de euros), el Ford GT40 Mk II 1966 con chasis 1032 (entre 8 y 11 millones de dólares), el concept Chevrolet Corvett SS Project XP-64 1957 (valuado entre 5 y 7 millones de dólares), un Benetton B191 1991 de F1 ex Michael Schumacher, una Bugatti Type 35B de 1930, el Spirit of America Sonic 1965 para récords de velocidad, el Mercedes “Brookland” de Grand Prix de 1908 con motor de 17,3 litros de cilindrada y el Itala 120 HP de Grand Prix de 1907.

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2 Comentarios

  1. Increíble que un museo deba vender su patrimonio para sostenerse, dejando ir lo más valioso que tiene y haciendo que cada vez más autos pasen a colecciones privadas, queden lejos de la gente y solo para regodeo de millonarios.

    Responder
    • Siguiendo con las memorias de medio siglo atrás recuerdo un texto de «El Gráfico» recopilado en » El maravilloso mundo del auto» sobre las circunstancias del remate (que no fue) del autódromo Oscar Cabalèn.
      Tal vez alguien por aqui tenga el libro o recuerde el texto: la historia de un gaucho quebrado al que le rematan sus pocas pertenencias y asiste triste a la puja entre los jóvenes del pueblo para quedarse con cada pieza de su apero. Y al final de la subasta los adjudicatarios lo buscan para devolverle todas las cosas.
      No perdamos las esperanzas, tal vez entre ese lirismo y el mercantilismo ramplón vigente se encuentre una solución de compromiso para que ese tesoro permanezca a la vista para el goce de las masas, y no para el regodeo instagramàtico de algunos ricachones.
      De cualquier modo a la gente con plafond para la imaginación siempre le quedarà `la rotonda del cruce de Balcarce y la obra de Regazzoni para transmitirle a algun hijo/sobrino/nieto/amigo/a la emoción…que no tiene precio

      Responder

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