«A mi prenda adorada y venerada, con el recuerdo de las horas tristes en que, paseando por las alturas del cerro, mi visión y mi pensamiento volaban a través de los aires (…….). (……..) a mi querube tierno, de todas mis ansias, todos mis ensueños, del amor puro y firme...
Imposible saber cuál de ellos fue, pero uno de los cinco pasajeros de este phaeton aprovechó este recuerdo de un paseo con los muchachos por el Cerro de la Gloria para escribirle, al dorso de esta foto, unas desgarradoras líneas a su amada. «Con el recuerdo de las...
HE DICHO…