Imposible saber cuál de ellos fue, pero uno de los cinco pasajeros de este phaeton aprovechó este recuerdo de un paseo con los muchachos por el Cerro de la Gloria para escribirle, al dorso de esta foto, unas desgarradoras líneas a su amada.

«Con el recuerdo de las horas tristes, en que paseando por las alturas del cerro, mi visión y mi pensamiento volaban a través de los aires…», se puede leer en una de las partes de caligrafía más clara.

Es el mismo individuo que se despide en la última línea con un pringoso «tu prisionero en las redes del amor». No conocemos el nombre de esta alma torturada ni de la destinataria de sus pensamientos más amorosos, pero seguramente ustedes nos ayudarán a descifrar la marca y el año del vehículo sobre el que se paseó por Mendoza, un 1º de noviembre de 1925, nuestro cupido motorizado.

Foto: Archivo Speratti