Desde su fundación en 1904, Rolls-Royce fabricó “rolling chassis”, sobre los que los clientes encargaban su vestido a un carrocero independiente. La marca produjo sus primeros autos monocasco completos en la década de los años 60, pero siguió ofreciendo “rolling chassis”, hasta la década de los años 80.
El Phantom VI fue el último Rolls-Royce que se comercializó en esta forma. Siguiendo la práctica habitual de Rolls-Royce, establecida por el propio Sir Henry Royce, el Phantom VI nació de las mejoras y actualizaciones de su predecesor, el Phantom V. Las mejoras acumuladas alcanzaron el punto en el que los ingenieros de Rolls-Royce juzgaron que había evolucionado lo suficiente como para merecer una nueva denominación.
Aún así, el Phantom VI ya parecía un anacronismo. Los clientes del Phantom V habían podido elegir la carrocería de cuatro grandes firmas especializada: HJ Mulliner, Park Ward, Hooper y James Young. En 1961, los dos últimos habían cerrado sus puertas, mientras que Rolls-Royce había adquirido y fusionado los otros dos para crear su propio atelier, conocido como HJ Mulliner Park Ward, que proporcionaría las carrocerías para prácticamente todos los automóviles Phantom VI.Al igual que todos los modelos de Rolls-Royce, el Phantom VI sufrió varios cambios durante su ciclo de vida, incluida la incorporación de un motor V8 de 6,75 litros más potente y una más moderna caja de cambios automática de tres velocidades para reemplazar la anterior heredada de la era Silver Cloud. También contaba con frenos que usaban el sistema hidráulico de alta presión estilo Silver Shadow para operar cilindros conectados a cilindros maestros gemelos; los tambores de freno estaban diseñados para una mejor disipación del calor.
Los cambios en la legislación de seguridad exigieron puertas delanteras con bisagras y cerraduras a prueba de explosiones, manijas interiores de las puertas enrasadas y una columna de dirección que colapsara en caso de impacto. Los nuevos protocolos de pruebas de choque también implicaron que el chasis del prototipo Phantom VI, PRH1500, sea lanzado contra un bloque de hormigón de 100 toneladas a 30 millas por hora (48 km/h), una prueba que pasó tan fácilmente que fue reconstruido posteriormente y todavía está en servicio hasta el día de hoy como vehículo de cortesía en un hotel suizo.
Aunque la construcción de carrocerías era ya una actividad de nicho incluso para Rolls-Royce, el Phantom VI le dio las hurras a este oficio tradicional de larga data. Las siete «limusinas especiales», con el nombre en código «Alpha», por ejemplo, eran superficialmente similares a otros Phantom VI; pero un examen minucioso reveló molduras de ventanas más anchas y cromadas y llantas de 16″ con neumáticos más robustos. Estas modificaciones fueron necesarias para acomodar el vidrio de 5 mm de espesor y el blindaje de 7 mm que convertían el compartimiento de pasajeros trasero en uno a prueba de balas y bombas. Sin embargo, no se hizo tal provisión para el desafortunado chófer.El Phantom VI fue también el último Rolls-Royce sobre chasis de largueros que ofrecía carrocerías tanto Sedanca de Ville como Landaulette. El Landaulette estaba disponible con apertura hacia el parante B o sobre el asiento trasero, siendo esta última variante la elegida por Su Majestad la Reina Isabel, la Reina Madre. Su hija, Su Majestad la Reina Isabel II, tuvo dos Phantom VI. El primero, con el nombre en código «Oil Barrel«, tenía la altura del techo elevada en 13 cm (5») y una cúpula trasera de metacrilato que podía cubrirse rápidamente con una cúpula de aluminio de dos piezas pintada de negro cuando los ocupantes necesitaban privacidad. El segundo, entregado para la flota real en julio de 1987, tenía el nombre en código «Lady Norfolk» y una altura de techo estándar. Ambos siguen en servicio en los garages reales en la actualidad.
La creciente dificultad para obtener componentes de chasis y carrocería fabricados en la era del Silver Cloud acabó con la producción del Phantom VI. La última versión encargada por un cliente se entregó en mayo de 1991; sus 117 elementos personalizados incluían un frutero de plata maciza para colocar sobre el armario detrás de la división, que se mantenía en su lugar mediante imanes escondidos.En sus 23 años de vida útil, se fabricaron tan sólo 374 unidades del Phantom VI. El último ejemplar que se terminó fue un Landaulette pintado en negro sobre rojo, con cuero rojo en la parte delantera y terciopelo rojo en el compartimento trasero. Rolls-Royce había pensado inicialmente en conservar este ejemplar, pero las presiones de la recesión finalmente convencieron a la empresa de desprenderse de él en 1993.
El Phantom VI fue el último modelo de Rolls-Royce con carrocería tradicional. Representó tanto la cumbre como el canto del cisne del arte del carrocero tradicional, con una pureza de líneas y una delicadeza de detalles sin igual. Pasarían más de 20 años antes de que se pudieran fabricar, de alguna manera, automóviles carrozados de una calidad y un nivel de detalle comparables, cuando Rolls-Royce inició en 2017 su operación de fabricación de carrocerías personalizadas en Goodwood con el “Sweptail”.
Fotos: Prensa Rolls-Royce y RM SothebysVadeRetro recomienda las siguientes notas relacionadas:
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