Rolls-Royce anunció la locación donde serán exhibidos los ocho Grandes Phantom en Mayfair. La exposición tendrá lugar en la sede de la casa de subastas Bonhams en Bond Street, Londres, el corazón del mundo del lujo. Rolls-Royce también confirmó que el tercer Phantom que se unirá a la exposición (junto al Phantom I de Fred Astaire y al Phantom III de Montgomery), que se inaugurará el próximo 27 de julio, será el Phantom II Continental de Sir Malcolm Campbell.
En el momento cúlmine de la búsqueda de Campbell por establecer un nuevo récord mundial de velocidad sobre tierra en la década de los años treinta, Sir Malcolm comenzó un vínculo con Rolls-Royce que lo llevaría a la gloria. La marca gratificaría aquellos logros de diversas maneras.
Sobre fines de 1932 Campbell tenía en su palmarés unas cuantas carreras ganadas, récords de velocidad sobre tierra batidos, no una sino seis veces, y había sido condecorado por el Rey Jorge V. No tenía nada que demostrarle a nadie. Era el hombre más rápido sobre la tierra pero, tan corajudo como siempre, quería superar la barrera de las 300 millas (480 km/h), el equivalente automotriz del desafío atlético del «Four-minute mile». Creía que el único motor que podía llevar a su Blue Bird hasta esos registros era el Rolls-Royce R aeronáutico, de 36,5 litros, que declaraba una potencia de 2.300 caballos.
El 22 de febrero de 1933, la primera pasada del Blue Bird con el motor Rolls-Royce estableció un nuevo récord de velocidad a 272 millas por hora (438 km/h) en Daytona Beach, en Estados Unidos. Un mes después, Campbell celebró el hito recogiendo en persona su flamante Phantom II Continental, con la patente AGO 1.
El Continental, de distancia entre ejes corta, había sido lanzado en 1930 como una variante algo más sport del Phantom II, que llevaba por entonces un año en el mercado. El Continental, con sus suspensiones retrabajadas, su mejor balance y agilidad debido a la distancia entre ejes reducida, era capaz de alcanzar las 95 millas por hora, una velocidad modesta para los estándares de Campbell, pero suficientes para cualquier otro mortal teniendo en cuenta las dos toneladas y medio de peso del Phantom II.
La revista The Motor comentaba que el Phantom II Continental era «potente, dócil, encantadoramente fácil de manejar y también un purasangre, se comporta de una manera que es difícil de halagar a riesgo de pecar de presumido».
A pesar de que AGO 1 fue carrozado por Barker como un «touring saloon» ordinario, incorporaba algunas modificaciones específicas a pedido de Campbell. Estas incluían un radio transmisor, extintor de incendios, faro auxiliar y un escape nueve pulgadas más largo que la norma (probablemente para crear una nota de motor más cercana a la del Blue Bird…), una bocina klaxon, una bocina Bosch y una sirena. ¡Claramente este «rey de la velocidad» quería que la gente se enterara que el Phantom II se estaba acercando! Aun en caminos públicos, la obsesión de Campbell por viajar rápido era «vox populi».
¿Y el color? Pale Blue, con cuero también azul, aunque en un tono más oscuro y con el revestimiento del techo en color negro. El brillo nacarado de la carrocería fue conseguido por los técnicos de Rolls-Royce, aparentemente mediante el uso de escamas de arenque en la pintura. Campbell debe haber quedado encantado con el resultado final, porque diseñó un folleto para el Phantom II, al que tituló «El mejor Rolls-Royce jamás producido».
Fotos: Prensa Rolls-Royce
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Desde el pilar B para atrás la carrocería pierde las proporciones que traía desde adelante.
Qué verdes que están las uvas!
Si, está virolo. Los faros podrían estar más cerca de los guardabarros para dejar más a la vista la importante parrilla.
Que pecado que el farol izquierdo esté fuera de linea, le quita prestancia a la magnífica trompa.
El Bluebird, junto con muchas otras joyas descansa sus fatigas en el Museo del Automóvil en Beaulieu. Imprescindible darse una vuelta por ahí.