El primer Bentley T-Series regresó a casa

30/Sep/2024

El Bentley T-Series más antiguo, un sedán estándar pintado en «Gris Concha», ha regresado a Crewe después de 59 años. Se lo ha reacondicionado meticulosamente y conserva gran parte de sus componentes y tren de rodaje originales. Ahora ocupa su lugar en la Bentley Heritage Collection de autos de calle y de carreras que, en conjunto, describen los 105 años de historia de la marca británica.

El chasis SBH1001 de la Serie T se utilizó como vehículo de pruebas de la empresa y apareció en la cobertura de prensa tras el lanzamiento del modelo, acontecido en el Salón del Automóvil de París de 1965. Cuando este ejemplar fue hallado dentro de un galpón, bajo una funda, no funcionaba desde hace décadas y le faltaban varios ítems clave, incluido todo el interior. La importancia de este auto como el primer Serie T (o su equivalente Rolls-Royce Silver Shadow) que salió de la línea de producción motivó la decisión de ponerlo en servicio nuevamente, conservando la mayor parte posible de todo lo que mantenía de fábrica.

Mike Sayer, responsable de la Colección Heritage de Bentley, lo explicó así: “la Serie T es una de las dos últimas piezas del rompecabezas que completan nuestra renovada Colección Heritage. Nuestro director de comunicaciones, Wayne Bruce, y yo lo encontramos en la parte trasera de un depósito y, como era el chasis con la primera numeración, sabíamos que teníamos que salvarlo. Junto con nuestro Mulliner Coupé de la Serie T, este sedán revitalizado completa la historia del legado de Bentley de las décadas de los años 60 y 70 y ahora es un ejemplo excepcional del modelo, que fue el primer Bentley en utilizar una construcción monocasco o unitaria”.Después de que un grupo de pasantes de Bentley iniciara el proceso de desmontaje y evaluación del vehículo, la puesta en servicio del T-Series quedó en manos del equipo de expertos de P&A Wood, especialistas en la conservación y restauración de Bentley clásicos y socios de la empresa para proyectos de Heritage Collection, quienes metieron manos a la obra a lo largo de 18 meses.

Al hacer un análisis de este Bentley Serie T, los elementos clave del tren motriz demostraron estar en un estado sorprendentemente bueno. El motor cobró vida tras 15 años de inactividad, y solo necesitó un mantenimiento exhaustivo, y la caja de cambios sólo requirió un pequeño ajuste. El eje trasero también estaba en buen estado y apenas necesitaba juntas nuevas.

Los principales desafíos para el equipo incluyeron la falta de tablero de instrumentos, la ausencia de molduras interiores, un mazo de cables mezclado y  sin un diagrama detallado, corrosión alrededor del bastidor auxiliar posterior y reparaciones de mala calidad en accidentes anteriores. Con pocas piezas de repuesto disponibles en el mercado, el equipo consiguió un vehículo donante que estaba sobre el final de su vida útil. A medida que la especificación de la Serie T evolucionó a lo largo de los años, era importante que el donante también fuera un modelo primitivo. Se discutió y estudió minuciosamente cada detalle, hasta el logotipo correcto (de Rolls-Royce) en las hebillas del cinturón de seguridad y la falta de espejos laterales.La Serie T contaba con innovadores soportes Vibrashock que amortiguaban las vibraciones y un control de altura hidroneumático de dos circuitos. Todos ellos fueron completamente revisados. Se reemplazaron todas las mangueras hidráulicas y se restauraron componentes únicos, como las válvulas de distribución de los frenos, para que funcionaran a pleno. El recableado y la instalación del tablero de instrumentos resultaron ser una tarea importante, que requirió una enorme cantidad de tiempo y perseverancia.

Mientras tanto, se le quitó toda la pintura, dejando al descubierto un trabajo de reparación mal ejecutado y huecos irregulares en los paneles. Un guardabarros trasero estaba corroído y hubo que sustituirlo, tras lo cual se aplicaron varias capas de imprimación de alto espesor 2k a todo el vehículo, lijándose cada capa cuidadosamente una vez seca. «Pasamos mucho tiempo suavizando los bordes de los paneles para que no parecieran tallados en masilla«, explica Dave Lowe. «Y aunque estamos utilizando pinturas modernas de dos componentes, intentamos hacer todo al estilo antiguo de Crewe«. Eso incluyó un lijado final con un abrasivo de grano 8000 seguido de un pulido a máquina. Se limpiaron y pulieron los detalles brillantes y los paragolpes, pero no se volvieron a cromar, lo que conservó la pátina original.

Esa historia comienza ahora un nuevo capítulo, ya que la Serie T se volvió a unir con su antiguo número de matrícula utilizado por la oficina de prensa de la marca, 1900 TU, como la incorporación más reciente a la Colección Heritage. Junto con los otros 45 automóviles de la Colección, la Serie T vivirá en el campus de Bentley en Crewe, Inglaterra, en exposición permanente y se mantendrá en condiciones de funcionamiento para circular cuando sea necesario.

Repasando la historia de la Serie T de Bentley, en 1958 se comenzó a diseñar el primer monocasco de Bentley y Rolls-Royce, destinado a sustituir a las carrocerías de serie apoyadas sobre un chasis independiente. El resultado fue el modelo comercializado por Bentley como la serie T y por Rolls-Royce como el Silver Shadow.En 1962, John Blatchley, famoso por diseñar el R-Type Continental, había completado un nuevo diseño exterior para una carrocería monocasco de acero y aluminio. El diseño mejoraba el espacio para pasajeros del S3 anterior, pero el vehículo en general era ahora diecisiete centímetros más corto, doce centímetros más bajo y ocho centímetros y medio más estrecho.

Con el nuevo motor V8 de 6,2 litros y 225 CV, se realizaron siete prototipos que se sometieron a importantes pruebas, incluidos desafíos de resistencia de más de 160.000 kilómetros. En aquel momento, el motor alcanzó la mayor potencia específica por peso de cualquier auto de producción en el mundo, con 1,2 kg/CV (2,7 lb/CV). Las innovaciones de diseño incluyeron bastidores auxiliares separados para soportar el motor y los conjuntos de transmisión, suspensión, dirección y eje trasero, con soportes de chasis auxiliar de goma «Vibrashock» desarrollados para aislar el ruido y las vibraciones del camino.

La Serie T de Bentley fue aclamada como un ejemplo de ingeniería revolucionaria dado que fue el primer Bentley en alejarse de la construcción de un chasis separado de la carrocería, y su concepción relativamente liviana proporcionó un rendimiento impresionante para un sedán de cuatro plazas en 1965, con una velocidad superior a los 180 km/h y uba aceleración de 0 a 100 km/h en 10,9 segundos.

Se produjeron 1.868 ejemplares de la Serie T de primera generación, con un precio de lista sin contar impuestos de 5.425 libras esterlinas en su país de origen y la mayoría elegida por su selecta clientela fueron los sedanes estándar de cuatro puertas.

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