El principio del sálvese quien pueda

30/Jul/2016

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La popularización del automóvil, conforme pasaban las décadas del siglo pasado, ofrecía constantemente nuevos desafíos de conducta vial que muchas veces no eran fácilmente asimilados por los conductores y los peatones.

Era una constante que los medios gráficos intentaran entonces educar al soberano y ordenar algo del caos que reinaba en las calles y los caminos de la Argentina. Reinaba, reina y, si nada cambia, reinará…

Estamos a mediados del año 1961 y en la intersección de la porteña avenida Santa Fe con la calle Libertad un Peugeot 403 y un Renault Dauphine, que circulaban por la misma mano, se engancharon. Los cronistas aprovecharon para ficcionalizar la situación de la foto, aleccionando a los lectores sobre como no deberían comportarse los conductores implicados en un siniestro. A continuación, el texto completo: «’¿Vos aprendiste por correspondencia, vos? Esperá que ahora me bajo…’. Y se baja, nomás. Nunca se sabrá si el de la izquierda embistió marcha atrás al de la derecha, o éste a aquél en marcha normal. Está claro, de todas maneras, que uno y otro están actuando con atención exclusiva al «sálvese quien pueda». El colectivo, el tranvía y los demás, que esperen…».

Foto: A.G.N.

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