La mañana del último sábado estaba soleado y agradable para salir a andar y, así, un café del paseo Mendoza en Ingeniero Maschwitz, en la Zona Norte del Conurbano, fue la base de charla, encuentro o descanso para algún grupo de ciclistas, otro de motociclistas y para el propietario de esta Ferrari Testarossa.
Este ícono cultural de la segunda mitad de la década los años 80 alteró durante un par de horas el ritmo de esta vía que une la Panamericana con el eje de barrios cerrados (tierra prometida del lomo de burro) que se ubica a orillas del Delta.
Fotos: Diego Speratti
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Alguno lo considerará un sacrilegio, pero, personalmente, no soy adorador de la Testarossa y posterior TR, lo cual no va en detrimento de sus cualidades técnicas y su calidad de ícono de los 80’s (especialmente post División Miami). Cuestión de gustos, nomás
Bastante castigadas por los lomos de burro, sino pregúntenle al spoiler delantero. Y viendo con ojo más detenido, las líneas de las tomas de aire de la puerta izquierda están fuera de línea con las de la carrocería
una multa por ahì…!!!
¿por qué no tiene patente adelante? Es obligatoria en Argentina.
Yo quiero una de esas pero negra. Y que tenga un buen pasacassette para escuchar a Valeria Lynch a todo volumen.