Oltcit, la curiosa marca cuyo producto emblemático supimos conocer en Argentina y en Uruguay a comienzos de la década de los años 90, se había constituido a finales de los años 70 a partir del “joint venture” del Estado rumano, dirigido por el gobierno de Nicolae Ceacescu, con la Citroën francesa, que poseían respectivamente el 64 y el 36 por ciento de la sociedad. La base industrial estaba ubicada en la ciudad de Craiova, en la región rumana de Oltenia, que terminaría prestando al emprendimiento las tres primeras letras del nombre (OLT) a las que se agregaban las tres primeras de la marca francesa (CIT).
A los Oltcit, vendidos en otros mercados también como Citroën Axel, los conocimos más o menos para el tiempo en que Citroën abandonaba la sociedad y luego de la «Caída del Muro» y del propio Ceacescu y su fusilamiento, lo que llevaría a una rápida transformación industrial y comercial en el sector del automóvil en Rumania en particular y en los países del este europeo en general.Oltcit se aprovechó de la colaboración técnica de Citroën, pero también de la gráfica de la marca francesa, por ejemplo en su logo, que echaba mano de uno de los dos chevrones que identificaban a Citroën. Y estos a su vez homenajeaban a los engranajes con dientes en V que la industria fundada por André fabricó en sus comienzos. Ese solitario chevron de Oltcit estaba rodeado por un anillo en forma de “O”, representando a la letra inicial de la marca.
Y un mecánico del barrio montevideano de Jacinto Vera se aprovechó del cartel con la imagen y el logo de la marca rumana para crear su propio “mush up” que recorre el camino inverso, para devolverle a la señalética de su taller “algo” de la identidad de Citroën. Al menos la palabra, pero con su particular toque caligráfico…
El cambio de camisetas amigas, seguramente sagaz, se debe haber decidido cuando los Oltcit comenzaron a escasear por las calles de Montevideo y del Uruguay. Maravilla…
Fotos: Diego SperattiVadeRetro recomienda las siguientes notas relacionadas:
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Por colectora de General Paz y Lope de Vega hay un polo concentrador de Visas y algun que otro Oltcit (evidentemente un mecanico especialista del barrio) y unos km. mas adelante ( llegando a Av, San Martin ) quedan los relictos de lo que fuera el galpon del agente LADA y KAMAZ.
Para ver esas y otras joyas aprovechen y vengan a pedalear a la proxima Vuelta Olimpica a CABA el 28 de agosto.
Oltcit, Aleko, Dacia, FSO, Oka, Vaz, marcas que entraron en los 90 y ahí quedaron. Lada fue la que más suerte tuvo, creo que su rusticidad favorecía su durabilidad.
También recuerdo una moto rusa que entró ya a fines de los 90, las vendían con la marca Tula, fiera de terminaciones, pero según quienes las tenían, un tanque
Los demás sin pena ni gloria
Recuerdo una de las revistas de autos de las de mas tirada (creo que era Road Test), que, en algún número, probó otro portento proveniente del otro lado del muro, en ese caso el Tavria (gracias Cocho por tanto…..), indicando, casi como única virtud, su precio, y que, en cartas de lectores, alguno se enojó por dicha aseveración…..como si el ingreso de estos aparatejos hubiera sido el aporte tecnológico que iba a modernizar nuestro, ya de por si, anticuado parque rodante.
Al igual que el resto de las marcas del este, un poco por improvisación/chantada de sus importadores, sumado a las turbulencias de las propias marcas, aderezado por ser productos de calidad escasa y la ausencia de repuestos, transformaron su existencia en raras avis o maceteros de cuatro ruedas depositados en la vía pública.
El pseudo visa rebudge, tengo entendido, aparentemente tuvo una calidad, llamémosle, decorosa, pero, el resto de los factores, lo sepultaron indiscutidamente (hace largo rato que no veo ninguno)
Muy creativo, el señor mecánico, el transformar, grafitti mediante, el cartel indicador de la marca, un poco mas inspirado en el portón. Como dice la vieja frase, se hace lo que se puede