Cazamitos #3: ¡El exitoso Corvair!

2/Jul/2018

Chevrolet Corvair 1961 en espanol A_Estados Unidos

La Segunda Guerra Mundial le puso fin a la insularidad de la industria automotriz norteamericana que hasta ahí había funcionado “a su manera” (casi parafraseando a Francis Albert Sinatra), abasteciendo a un mercado conservador con autos grandes, robustos y sencillos. Comenzó con el regreso de ex combatientes que habían iniciado un romance con los autos europeos, muchos de los cuales se volvieron con un MG TC Midget, iniciador del goteo de importaciones.

El goteo pasó gradualmente a ser un flujo. Las golpeadas economías de la Europa de post-guerra no demoraron en apuntar al opulento mercado norteamericano como destino de exportaciones que ayudaran a apuntalar sus exiguas arcas. Al principio todo parecía concentrado en pequeños autos sport, que en EE.UU. ni existían. Fue así como al MG TC le siguieron los TD, TE, TF y A, acompañados por los Triumph TR, Austin-Healey, Jaguar, Alfa Giulietta, etc. En mayor o menor medida los deportivos tuvieron una tarea sencilla, abasteciendo un nicho vacío.

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Los vehículos familiares no la tuvieron tan fácil. Los europeos eran, en general, pequeños, austeros, lentos y dependientes de importadores bastante precarios. Pero había una excepción: el VW Beetle. En 1950 se vendieron poco más de 300 pero las cifras fueron creciendo exponencialmente hasta llegar a un pico de casi 400.000 para 1968. El fenómeno no pasó desapercibido y todo Detroit decidió contratacar, especialmente los dos grandes (Ford y GM).

Ford sondeó a los propietarios de Escarabajo, anotó qué cosas los seducían (tamaño, precio, confiabilidad), juntó piezas de autos en producción y aplicando una receta económica lanzó el Falcon, un Ford convencional a escala 2/3 que, se dice, fue el auto con mayor «Retorno Sobre la Inversión» (RSI) de la historia.

corvair en paris

GM eligió otra estrategia. A instancias del inconformista Ing. Ed Cole optó por hacer el Corvair, una especie de interpretación yanqui del Beetle. Personalmente (podrán compartir o no) creo que en los anales de la industria norteamericana no hay otro humilde sedán familiar cuya historia pueda resultar tan singular y apasionante. Los americanos nunca habían intentado aunar en un solo proyecto una carrocería autoportante, suspensiones independientes en las cuatro ruedas, motorización trasera y un motor de seis cilindros bóxer con abundante uso de aluminio, refrigerado por aire.

Cuando se presentó al público en 1960, el Corvair no logró el éxito esperado. El mercado no pareció dispuesto a aceptar su excentricidad, su precio algo superior a la competencia (crucial en un sector que siempre mira el centavo) y un styling sobrio, despojado de cromados y ornamentos. A su vez, los “bean counters” (contadores de porotos) de GM le negaron la incorporación de algunas piezas muy baratas que hubieran mejorado mucho las inesperadas idas de cola a alta velocidad (un comportamiento inusual para los yanquis, acostumbrados de por vida a los autos subvirantes). Con la llegada de la segunda generación en 1965 vino una tardía reingeniería de la suspensión que no alcanzó a revertir la declinación de las ventas. Se fue tornando en un auto con aire deportivo, al punto que en sus últimos dos años sólo se fabricaron las versiones cupé y convertible. La producción cesó en 1969 con un total de 1.800.000 unidades construidas en una década. ¿Fracaso estrepitoso? No. ¿Éxito rotundo? Tampoco. Se preguntarán entonces ¡¿a qué apunto?! cuando titulo ¡El exitoso Corvair!

Chevrolet Corvair 1961 en espanol B_Estados Unidos

Chevrolet Corvair 1961 en espanol C_Estados Unidos

Pues, ¡al styling! Ese mismo que no convenció al público de EE.UU. pero que fue cálidamente recibido por el resto del mundo. Dibujado por Ned Nickles -un diseñador de Buick a quien Cole puso al frente de un grupo experimental secreto-, fue exhibido como primicia en el “Salon Mondial de l’Automobile” de París en 1959 donde causó una verdadera sensación y eclipsó a todas las novedades que presentaron los diseñadores europeos. Algunos de sus elementos distintivos ya aparecían en los Chevrolet “grandes” del ’59 (los faros dobles que por primera vez pasaban de coronar los guardabarros a otra posición más baja y el remate voladizo del borde de fuga del techo, p. ej.) pero la verdadera novedad se centraba en una marcadísima línea de cintura que circundaba todo su perímetro. ¡Tan bien cayó que al poco tiempo pasó a ser inspiración para una cantidad de copias –sutiles o desembozadas- transformándolo probablemente en el diseño americano más influyente de todos los tiempos! Muy pocas lograron emular sus fantásticas proporciones (medía casi 4,60 m. de largo y menos de 1.30 m. de alto, gracias a su piso plano) ya que casi todas se hicieron sobre autos más cortos y/o angostos, pero la idea básica tuvo innumerables interpretaciones.

Al comienzo su influencia se notó principalmente en autos pequeños de motor trasero pero la moda se extendió también a muchos sedanes convencionales.

Hay muchísimos ejemplos más de la influencia que tuvo el diseño del Corvair a través de los años, algunos con matices muy marcados como los ya ilustrados, otros posteriores con un lenguaje más sutil –quizás sencillos pliegues sobre los laterales- pero que dejaron a las claras que la línea de cintura había llegado para quedarse. En este terreno no cabe duda que el Corvair hizo punta y que fue exitoso.

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