Como otras tantas veces pasé por el barrio de mi viejo y como tantas otras, me asomé a la esquina de Catamarca y Caseros para pispear entre los estantes de Don Alberto y sus creaciones. Sin ser un fanático de las miniaturas, admiro a quien tiene la paciencia y el oficio de recrear en escala autos de verdad (los de escala también son de verdad).

Como siempre hacía, caminé hasta el fondo de la juguetería y estiré el cuello para encontrar la figura inclinada sobre algún minúsculo capot o algún calco rebelde que no quiere pegarse. Pregunté por Alberto y una señora me devolvió una expresión que me hizo pensar lo que me confirmaron las palabras de dos de sus hijas. Alberto hace dos días que ya no está…

Sin entrar en detalles ni dramatizar, queremos recordar a un apasionado que desde su pequeño mundo que hace unos años retratamos, hizo feliz a más de uno con sus creaciones. Agradezco la confianza de sus hijas y la bondad de haber dedicado un buen rato para compartir historias mientras limpiaban sus pertenencias y despejaban el área. Se fue un apasionado. Gran pérdida para el mundillo y los fanáticos. Nuestros saludos a su familia y seres queridos.