“Esto es oro, señor Bond. Toda mi vida he estado enamorado de su color, su brillo, su divina pesadez”.
Auric Goldfinger, Auric Enterprises
Los Rolls-Royce han aparecido en una docena de películas de James Bond a lo largo de la historia de la franquicia cinematográfica. Sin embargo, el papel más duradero y memorable de la marca sucede en el film «Goldfinger» de 007.
Este clásico cinematográfico llegó a definir las cualidades esenciales de una película de Bond: el diseño, las localizaciones, los artilugios y el excéntrico adversario. Hoy, en el aniversario de aquel estreno de la película pautado el 17 de septiembre de 1964, exploramos la historia de «Goldfinger» y uno de los iconos británicos que aparece en ella: el Rolls-Royce Phantom III.
En la película, el villano Auric Goldfinger es conducido por su secuaz Oddjob a través de Europa en un exquisito Rolls-Royce Phantom III Sedanca de Ville de 1937. La carrocería de este imponente automóvil esconde un secreto: está hecha de dos toneladas de oro macizo de 18 quilates, que Goldfinger contrabandea desde Inglaterra, a través del continente y por el desafiante Paso de Furka hasta Suiza. Una vez instalado de forma segura en Auric Enterprises, utiliza su planta de fundición alpina para desmontar su Rolls-Royce, fundiendo los paneles de la carrocería en lingotes de oro. Una vez reemplazada la carrocería original, devuelve su automóvil a Inglaterra y repite esta travesía ilegal.
El plan maestro de Goldfinger, llamado «Operación Grand Slam», es mucho más ambicioso: planea irradiar el oro almacenado en el depósito de lingotes de Fort Knox con un dispositivo atómico, volviéndolo inútil y elevando el valor de sus propias reservas a la estratosfera.
La elección de Goldfinger de un Phantom III para el contrabando de oro es tan brillante como el metal precioso que lo atrae. Sus generosas proporciones permiten ocultar una cantidad significativa de contrabando, y el «peso divino» del oro no obstaculizaría en gran medida el rendimiento de este potente automóvil, incluso en las exigentes carreteras alpinas. El Phantom III fue el primer V12 de la historia de la marca, con sus 7,3 litros que desarrollaban 165 CV, un 37,5 % más de potencia que su predecesor, el Phantom II de 120 CV.El Phantom III fue también el último automóvil desarrollado por el propio Henry Royce, antes de su muerte en 1933. Incluye una serie de innovaciones que habrían mejorado enormemente aquellas rutas de contrabando para Goldfinger. Su sistema de suspensión incorpora amortiguadores hidráulicos totalmente regulables que se pueden controlar desde el asiento del conductor, lo que permite a Oddjob ajustar la conducción en función de si el automóvil iba cargado o no.
El vehículo específico que utiliza Goldfinger está equipado con una carrocería «Sedanca de Ville» (o Town Car) abierta por delante y cerrada por detrás, obra del carrocero Barker. Su imponente presencia lleva al propio Bond a comentar: «Es una belleza… Phantom III ’37, ¿no?«, mientras Oddjob carga el característico palo de golf dorado y el paraguas de arlequín de Goldfinger en el baúl, a la salida de Stoke Park, la urbanización privada donde Bond los conoce por primera vez.
El Phantom III de Goldfinger lleva la matrícula «AU 1», una referencia al símbolo químico del oro en la tabla periódica de los elementos. Aunque esta era una elección obvia para los realizadores, su designación tiene orígenes más simples. AU era el código de matrícula británico original que indicaba que un automóvil había sido registrado en Nottingham y AU 1 se emitió en 1901 para uno de los primeros vehículos de la zona. Después de usarse en la película, posteriormente la patente se transfirió a otros automóviles Rolls-Royce, tras su debut en la gran pantalla.
Antes de su papel en la película, este Phantom III fue encargado originalmente para Huttleston Rogers Broughton, nacido en Estados Unidos y establecido en Inglaterra, que se convirtió en el primer Lord Fairhaven de la Abadía de Anglesey. Desafiando las convenciones de la época, fue pintado casi en su totalidad de negro, incluidas las carcasas de los faros, los paragolpes, los discos de las ruedas e incluso el marco del espejo retrovisor. Incluía una línea blanca en la carrocería, que resaltaba los laterales y la parte superior del capot, y las persianas cromadas del radiador fueron pulidas mediante arenado para lograr una terminación más discreta. Los instrumentos incluían medidas imperiales y métricas, tal como las utilizaría Lord Fairhaven en las carreteras de Gran Bretaña y Europa continental. La pintura característica de este ejemplar en dos tonos, amarillo y negro, se aplicó después para su aparición en «Goldfinger».
Fotos: Prensa Rolls-Royce
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Habrá sido este mismo auto el de la película «El Rolls Royce Amarillo» ?
No, eran Rolls completamente diferentes, entiendo que el de la película «the yellow Rolls Royce » era un Phantom II.-
Gracias Milko, abrazo.