El dantesco accidente que protagonizó ayer el Haas de Romain Grosjean en el Gran Premio de Bahrein de Fórmula 1 nos trajo a la memoria situaciones similares, que tuvieron pocas veces un final tan feliz como el del piloto francés en el auto del equipo de origen norteamericano.
Una de ellas es la del accidente del piloto uruguayo Pedro Passadore con el Pianetto Dodge de MA F1 en el autódromo de Rafaela en el año 1977. Como testimonio del momento nos sobrevivirá la famosa imagen que el fotógrafo santafafesino Adolfo Previdere le sacó en el instante en que Passadore saltaba del auto en llamas con su pierna tomada por el fuego.
Si bien han sido incontables las situaciones de accidentes y llamas en el automovilismo vernáculo, algunas de las situaciones más dramáticas, recordadas o difundidas y que no tuvieron final feliz fueron las del Duesenberg-Stutz de Eduardo Luro y su fuori pista e incendio en el circuito cordobés de La Tablada en la carrera organizada por el Audax en1925. O la del monoposto Alfa Romeo Tipo B de Angelo Malusardi prendiéndose fuego en el circuito costero marplatense alrededor de El Torreón en la Temporada de 1949. Más acá en el tiempo, imposible olvidar la muerte de Ignazio Giunti en plena recta del Autódromo de Buenos Aires, cuando con su Ferrari se llevó puesto al Matra que su piloto Jean-Pierre Beltoise empujaba por el lado izquierdo de la recta en los 1.000 km de Buenos Aires de 1971.
Por último, también en los 1.000 km de Buenos Aires, pero en la primera edición, disputada en 1954, saliendo del autódromo hacia la Avenida General Paz. el Aston Martin DB3 manejado por Eric Forrest Greene volcó y se prendió fuego. El piloto anglo-argentino, representante de diversas marcas británicas desde la preguerra, pudo escapar pero completamente prendido fuego, tal como se puede ver en estas fotos publicadas por la revista alemana «Revue». Forrest Greene moriría al día siguiente del accidente a consecuencia de las heridas generadas por las quemaduras en su cuerpo y órganos.
Aprovechamos para recordar que la semana pasada, luego de un prolongado tiempo con problemas de salud, murió Jackie Forrest Greene, el hijo de de Eric y continuador de una saga familiar muy ligada a los autos y al automovilismo. Jackie fue piloto, campeón del Club de Automóviles Sport, participante del rally Londres-México en 1970 y célebre director de equipos deportivos como el de Peugeot en el TN en las décadas de los años 70 y 80 o el de Fiat en el TC 2000. También socio del Club de Automóviles Clásicos, experto, mecánico y restaurador de finos autos clásicos.
Con Richard, Paul y Georgie, hijos de Jackie y nietos de Eric, el vínculo indisoluble entre los motores y el apellido Forrest Greene se proyecta en el presente y hacia el futuro.
Imagen: Archivo Speratti
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