Es una mezcla rica lo que hace al evento celebrado en Rüsselsheim, el Opel Klassikertreffen, tan especial. Vehículos antiguos de todo tipo que van desde automoviles a tractores y de motos a bicicletas arman un show exclusivo a lo largo de las orillas del río Main y en el Verna Park. Alrededor de 3.200 orgullosos propietarios de máquinas clásicas y más de 30.000 visitantes dedicaron con entusiasmo el día a disfrutar de estos espectaculares tesoros. El relax que aporta la música en vivo y una dosis extra de pimienta gracias a la gastronomía local también le agregan un sabor y un color único al Klassikertreffen.
El CEO de Opel, la marca que tiene sede en la ciudad a orillas del Main, Michael Lohscheller, aprovechó la oportunidad para manejar un Opel Admiral A V8 en el tradicional desfile. En otro momento, Patrick Burghardt, alcalde de Russelsheim, estuvo detrás del volante de un Opel Käpitan de 1969. Se les unió a ellos Joachim Winkelhock, el ganador de la edición 1999 de las 24 Horas de Le Mans, quien se sintió «en casa» compartiendo la caravana en un Opel Commodore B GS/E de rally.
«El Klassikertreffen se ha convertido en parte de Rüsselsheim y de Opel por si mismo. La atmósfera es única, los vehículos en exhibición son una delicia y nuestros unidades meticulosamente conservadas por el personal de Opel Classic juegan un rol fundamental. El entusiasmo mostrado por los visitantes demuestra que representamos a una marca muy emocional», declaró el CEO de Opel, marca de gran historia construyendo desde bicicletas hasta camiones y que actualmente se encuentra bajo la órbita del grupo PSA (Peugeot-Citroën).
Por 17ª ocasión este evento convocó a una multitud de personas de la región del Rhin-Main y de la propia ciudad base de Opel. Los emblemáticos modelos de la división Opel Classic, encabezados por el Opel Rennwagen 1914 de dos toneladas de peso fueron otra vez los favoritos de la multitud. El «Green Monster» con sus 12,3 litros de cilindrada, 260 caballos y su desarrollo de avanzada de 4 válvulas por cilindro, demostró su poderío, y estuvo acompañado por otros íconos como el «Laubfrosch», el pionero de la línea de montaje instalada en los años veinte, el Super 6 Gläser Cabrio de 1936, el Kadett de 1938 con su estructura monocasco, el Käpitan de 1958 (apodado «cerradura» por la forma de sus faros traseros) y el Opel GT de 1968. Y como la tradición se enriquece cada día, las estrellas actualmente en producción como los modelos Cascada convertible o el nuevo Insignia también estuvieron en exhibición.
Fotos: Prensa Opel
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