La Societé d‘Electricité et d‘Automobiles Mors fue fundada en París en el año 1895. Su creador fue el ingeniero Emile Mors, y durante los años finales del siglo XIX y comienzos del XX se destacó en la competición donde venció, por ejemplo, a los temibles Panhard consiguiendo numerosas victorias, especialmente en el período 1899-1904. En 1908 la empresa comenzó una nueva etapa bajo la administración de André Citroën y finalmente, para 1925, fue absorbida por completo por Citroën, quien había fundado su propia marca en 1919.

Mors tuvo representación en Argentina en aquellos años, e incluso en una exhibición de automóviles realizada en 1916, predecesora al primer Salón del Automóvil organizado por el Automóvil Club Argentino en 1918 en el Salón de las Rosas, el público visitante tuvo oportunidad de ver algunos de los productos de la marca francesa.

Esta muestra de 1916 al aire libre fue bautizada como la «Primera Fiesta del Motor y Exposición Feria del Automóvil» y se realizó en el Hipódromo de San Martín, donde además de los seis stands de representantes de casas automotrices y de transportes, se disputaron competencias de autos, motos y bicicletas dentro del predio del hipódromo.

Fue un ensayo general, también bajo el manto organizativo del ACA, de lo que vendría dos años después, ya bajo techo. El directivo del ACA y empresario Julio Fevre (que en el año 1925 propuso el stand del colectivo Graham), expuso en su espacio productos de dos marcas que representaba en aquel momento: Delahaye y Mors. Mediante la cartelería que acompañaba a los autos, Mors celebraba su más reciente éxito deportivo en la Argentina: la victoria en el Gran Premio del ACA de 1916, con un tiempo de 15 horas y 5 minutos para unir Buenos Aires con Rosario, ida y vuelta.

101 años después, un salón de autos en Argentina vuelve a tener un Mors en exposición. Justamente en el espacio del Museo del ACA se luce este ejemplar, otro de los autos veteranos que el club tuvo durante décadas abandonado (como el Krieger 1897 o el Austin 18-24) y que ahora, gracias a la política de recuperación de los mismos comandada por el Ing Rafael Sierra, lo vemos saludable y rejuvenecido, luego del trabajo de restauración realizado en el Museo del Automóvil de la Ciudad de Buenos Aires.

Este Mors de 1899 monta un motor de cuatro cilindros verticales lubricado por goteo, con encendido vía magneto, válvulas de admisión automáticas y un carburador de cuatro bocas, con una potencia declarada de 17 HP. El sistema de transmisión es vía cadena, con piñón y corona actuando sobre cada una de las ruedas traseras, mientras el conductor dispone de cuatro marchas hacia adelante más el retroceso.

El esquema de suspensiones y frenos era bastante habitual para la época. Las cuatro ruedas cuenta con ballestas semi elípticas longitudinales, mientras los frenos tienen accionamiento vía palanca de mano y pedal. La palanca acciona los sunchos exteriores de las campanas ubicadas únicamente en el eje posterior y el pedal pone en actividad las zapatas exteriores de la campana ubicada a la salida de la caja.

Por último, la carrocería es del tipo Tonneau, con un asiento enterizo para chauffeur y acompañante adelante y dos asientos laterales detrás, a los que se accede únicamente por un puerta en la parte central posterior. La estructura de la carrocería es, obviamente, en madera, forrada en chapa y tapizada en cuero.

Un siglo y un año después, Mors está de regreso.

Fotos: AGN y Diego Speratti