Esta temporada se habló mucho (generalmente en forma negativa…) de la Fórmula E, la nueva categoría de monopostos movidos por acumuladores de energía, promovida fervorosamente por la FIA.

Para no ser menos, Autoclásica tuvo el viernes su propio «competencia» de Fórmula E cuando los tres Krieger eléctricos que existen en Argentina, construidos entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, salieron silenciosamente a devorar el asfalto del circuito emplazado en el hipódromo de San Isidro.

De los tres vehículos eléctricos construidos en París por la Societe des Voitures Electriques Systeme Kriéger, dos de ellos permanecen bajo la custodia de museos que conservan nuestro patrimonio rodante. Uno pertenece al Museo del ACA y el otro se exhibe en el Museo del Automóvil de la ciudad de Buenos Aires.

Testimonio de la evolución de esta tecnología centenaria, el Renault Twizy exhibido en el stand de la marca del rombo en Autoclásica hizo las veces de anacrónico «pace car«.

Fotos: Miguel Tillous y Diego Speratti