1.093 días, 1.093 clásicos

12/Abr/2017

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El tercer vecino destacado en el lote de autos que sorprenden (¿o sorprendían?) a quienes desandan el sube y baja acuchillado de la ruta antes de llegar a la ciudad de Mercedes, luego del Volvo PV56 y del Studebaker Champion 4 puertas 1942, es este Wolseley Ten drophead cupé de preguerra.

Metiéndonos un poco en época es bueno recordar que el segmento de autos de 10 caballos fiscales concentraba una gran parte de las ventas en el mercado británico en los años treintas. Marcas populares como Austin, Morris, Vauxhall, Standard, Ford (el Ten fue reemplazado por el Prefect en 1939) o Hillman (Minx) entre muchas otras, luchaban por merecer los favores de una amplia clientela.

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Otra de las constructoras presentes en aquella categoría era Wolseley, una marca muy popular hasta comienzos de los años 20, que había sido salvada de la bancarrota en 1927 con los dineros aportados por William Morris. En los años treinta ya formaba parte de lo que sería la Nuffield Organization y como tal su Ten aprovechaba partes del popular Morris Ten contemporáneo, aunque la marca Wolseley se posesionaba un poco por encima de ésta en refinamiento y, obviamente, precio.

Como curiosidad, el Wolseley presentaba una carrocería montaba sobre un chasis con estructura de acero en forma de cruz, mientras el Morris ya indagaba de manera híbrida en las ventajas de las carrocerías monocascos, que se habían estrenado entre los autos británicos con otro de sus rivales de segmento: el Vauxhall 10. Las suspensiones del Wolseley tampoco eran independientes y recurrían a elásticos semi elípticos en ambos ejes. Cuando menos, en la parte técnica, los frenos de tambor contaban con accionamiento hidráulico, provistos por el especialista Lockheed.

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El motor era un cuatro cilindros de válvulas a la cabeza con 1.140 cc y erogaba 40 caballos. Pero como vemos, no era por su propuesta técnica que destacaban los Wolseley, y su posicionamiento alto se debía al «aburguesamiento» de algunos ítems del exterior y, especialmente, del interior, con sus tapizados de cuero, los ceniceros para todos y todas, los apoyabrazos hechos y derechos o el tablero que iba prácticamente de lateral a lateral revestido en madera de nogal, mismo material que adornaba la parte superior de los paneles de puertas. Otros refinamientos se podían encontrar en los asientos, que reemplazaban los tradicionales resortes por un material acolchado llamado Dunlopillo, o en la columna de dirección, que ajustaba en altura y profundidad. Exteriormente destacaban los cromados, mientras el emblema con la palabra Wolseley que se ubicaba en la máscara del radiador estaba iluminado por detrás, una solución quizá precursora de las «firmas luminosas» de LED actuales, que permiten identificar en la oscuridad distintos modelos o marcas de autos.

El Wolseley Ten comenzó a venderse a partir de febrero de 1939 , en un principio en una única posibilidad de carrocería: sedán de cuatro puertas, curiosamente «suicidas» éstas, tanto adelante como atrás. Junio fue el tiempo de agregar a la oferta una versión cupé convertible de dos puertas hecha también «en casa», el mismo modelo que vemos en las fotos. Con el llamado a las armas, la producción de cualquier tipo de Wolseley civil se vio interrumpida a comienzos de 1941. En total llegaron a fabricarse 5.261 ejemplares del Ten de preguerra en poco más de dos años de vigencia.

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En septiembre de 1945 se reinició la producción del Ten, aunque únicamente se ofreció la carrocería de cuatro puertas, contabilizándose apenas otras 2.715 unidades terminados hasta el año 1948, cuando cesó su producción.

Este auto, que vive en territorio charrúa, se trataría de un cupé convertible o drophead coupé que sufrió, lo que llamamos entre los amigos, el «mal de Paysandú», que es reemplazar, seguramente por falta de materiales/recursos/oficio, el techo plegable de lona por uno similar de chapa «piñón fijo». Un modelo tan escaso que en alguna página de internet se preguntan si sobrevivirá alguno en el mundo. Y mientras tanto, este languidece en un lote de la Ruta 2…

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2 Comentarios

  1. LINDÍSIMO AUTO; INTERESANTE PARA ENCARAR UNA RECREACIÓN DE UN HORNET DE LOS AÑOS 30 WHIT SPECIAL BODY O UN MG MIDGET M TYPE DE LA MISMA ÉPOCA. SI NO ME EQUIVOCO EL MG MIDGET LLEVABA ESE MOTOR (o muy parecido).

    Responder
  2. Motor de válvulas a la cabeza de 1100 de 40 HP, tapizado de cuero, tablero y marcos de puertas de madera, columna de dirección ajustable en altura y profundidad; no eran poca cosa para un auto chico antes de WWII. Autito interesante aunque no muy agraciado estéticamente. Parece recuperable.

    Responder

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