Una vez en el Museo del Oro de Bogotá leí una frase que decía algo como que “en las sociedades indígenas precolombinas hombres, animales y plantas coexistían con iguales derechos y se respetaban los unos a los otros.”
Claramente este noble concepto se fue desdibujando con los siglos hasta nuestros días… De haber sido como en esos tiempos, la bala que ayer terminó con el aire de nuestro querido amigo hubiera sido juzgada con otra mirada.
Saludamos a Beethoven en su viaje y abrazamos a Diego, alma mimética de ese espíritu que anidado en el cuerpo de este adorable animal vivió en la ciudad de Colonia hasta esta madrugada.
La foto es del viernes pasado. Última imagen de un ser irrepetible.
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No creo mucho en cielos ni en infiernos para los humanos pero me animo a pensar que los perros tienen reservado algun Valhalla por ahi, lleno de arboles, huesos y hembras en celo para recompensar toda esa lealtad y buena onda que nos dan desde el momento en que nos eligen como amigo.
Un abrazo de otro perrero a Diego.
GV
PS: Lei hace poco «De perros e hijos de perra» De Perez Reverte y admito que lloré como una mujer.
Qué lindo perro!
Seguramente está corriendo y jugando en otro lugar.
Seguramente estas líneas tengan una mirada de reproche de mi amigo Diego. El quiere que Vaderetro sea un espacio para la nostalgia automovilística y diseño. No una bitácora de vida y milagros de sus impulsores.
Mis disculpas desde ya pero me resulta inevitable lo que hago en este momento.
Cuando Diego compro su casa venían incluidos algunos autos antiguos diseminados por el jardín y un inquilino itinerante como parte del inventario.
Como no podía ser de otra manera el instinto superior del animalito reconoció las virtudes que adornan al entrañable ser humano que es Diego.
Así fue que se hicieron inseparables pero libres el dogo cruzado con galgo iba y venía a su antojo y Diego hacia lo mismo. Si Diego no estaba Beethoven o Beto ven se daba una vuelta todos los días para ver si había regresado. Cuando Diego regresaba sufria unos días de calculada indiferencia como castigo por su ausencia. Y si el que aparecia luego de un safari sexual por barrios lejanos era Beto era rezongado de manera complice con algo asi como : ¿donde estuviste? Mira como estas, lleno de cicatrices etc.
Se transformaron en carta de presentación uno del otro y fueron participes de mil diálogos callejeros. Todo Colonia los conoció como un dúo muy simpático e inseparable.
Es por eso que de ahora en más a Diego le preguntaran siempre: ¿dónde anda tu perro?
La infausta noticia cayó como un rayo y hoy todos saben que Beto partió de esta dimensión pero queremos creer que en la próxima sigue persiguiendo damas caninas.
Nada que agregar a lo ya dicho, sólo el recordar los hermosos momentos que se brindaron mutuamente. Abrazo grande, Diego,
Se convierten en ángeles de cuatro patas que nos cuidan desde lejos.
Abrazo grande, Diego.
Una bala????? !!!! como se puede ser tan HdP ????!!!!! porquè ??…
Forza Diego…..
Comparto las palabras de Güilbeis.
Creo que todos quienes tuvimos y perdimos un perro comprendemos el momento que pasa su compañero humano. Lo que no se comprende es la forma.
Pobre Beethoven. Diego, fuerte abrazo!!!
Fuerte abrazo para Diego.
Todos los que amamos a los animales y tuvimos que pasar por esta situación sabemos que nuestro amigo será irreemplazable, con el tiempo siempre nos acordaremos de los buenos días que supimos compartir.
Diego, un gran abrazo en este momento.
Ayer a pase el día en la playita de Zagarzazu, compartiendo con un grupo de perros del lugar de la libertad de jugar en el agua y la arena, como si fuésemos niños. No tuve el gusto de conocer a Beethoven personalmente, pero estos personajes seguramente se parecen mucho a el.
Se muy bien lo que se siente cuando se pierde a un compañero, pero es el momento de pensar en todas las cosas lindas vividas y de haber tenido la suerte de ser elegido .
Abrazo grande Diego