El último tren

Corría el año 1995 y a pocos meses de la presentación del nefasto Lancia Kappa en su versión coupé, el Centro Stile Bertone presentó esta encantadora interpretación del mismo auto.

La prueba y el desafío eran bravos, ya que había que mantener el piso y todas las partes mecánicas del auto de producción. Además de ello, los muchachos de Bertone fueron más allá: mantuvieron el mismo interior de producción, como para que no queden dudas de que debajo de este auto había un Kappa, y no hicieron nada para esconderlo.

Adorable por donde se lo mire. Compacto, elegante y con la dosis justa de agresividad para convertirse en un objeto deseado, este coupé pasó casi desapercibido entre el gran público y hoy descansa en el fondo del Museo Bertone como una de las tantas oportunidades perdidas de la industria italiana. Su diseño con casi veinte años en la mochila, sigue siendo brutalmente actual y demuestra que un sutil manejo de las proporciones y la falta de estridencia, son la clave del éxito a la hora de vestir autos de este tipo.

Inútil hacer cualquier tipo de comparación con el modelo que finalmente entró en producción: un objeto desangelado, envuelto por curvas tristes, desproporcionado y con muy poco encanto. ¿Culpa de los diseñadores? A ver… Cuando viene un “iluminado” experto de mercado y te dice que para hacer una coupé hay que tomar el sedán, acortarle al distancia entre ejes, no bajar la altura total (por lo de la habitabilidad, viste…), mantener trompa y cola, además de no poder agrandar las ruedas, no es mucho lo que se puede hacer, más que unir los puntitos que llegan desde el departamento de ingeniería y marketing.

La inversión era contenida, y desde los números cerraba, pero nadie tuvo en cuenta (una vez más) que en las concesionarias al lado del auto se muestra la ficha técnica o una linda vendedora, y no el balance de la empresa…

El precio final era similar a la competencia alemana, aunque este auto carecía de armas con las que los italianos suelen competir, ni siquiera la más poderosa de todas: el diseño.

Los problemas de Lancia empezaron mucho antes, y Sergio solamente le dio el golpe de gracia. Aquí les presentamos lo que fue y lo que podía haber sido el último gran coupé con Marca Lancia que vio la historia.