Una vez más el Rally de Rafaela cayó para el fin de semana de celebraciones por el Día de la Independencia Argentina. 9 de Julio, 50 autos, 20 años de la fundación del club y 19 ediciones del rally que lo identifica; sólo con estos números podemos comenzar a hacer un resumen de este rally.
Más allá de lo numerario, Rafaela tuvo los buenos condimentos de siempre en su tradicional rally edición 2017: una organización correctísima en todos los aspectos, con tiempos que se cumplen, mucho esmero en las comidas y sus locaciones, buenas propuestas musicales y culturales, hojas de rutas sin fisuras, talentosas locuciones en las concentraciones sociales, además del buen parque de autos, y, antes que nada, la calidez del grupo de socios anfitrión (Rubén Yost, Jorge Jossen, Adrián Steinacker, Juan José Merlos, Foglia Sr, etc), que hace que todos los participantes vuelvan o, al menos deseen hacerlo, cada año.
En esta 19ª edición se echó en falta la tradicional prueba de habilidad conductiva, que este club suele proponer cada año en distintas sedes y con circuitos entre los más divertidos, fluidos y bien presentados de la temporada (¡levantamos la mano para que la gymkhana regrese el año próximo!).
El recorrido de las pruebas de regularidad tuvo esta vez como eje a la Ruta 70 que une Rafaela con la ciudad de Santa Fe. Divididos en dos velocidades a elegir, los autos más rápidos fueron hasta Esperanza y los más lentos hasta el pueblito de Grutly, donde se organizó un refrigerio en el que coincidieron todos los participantes. La recorrida competitiva, ya de regreso, culminó en Humboldt. Este pueblo fue colonizado mayormente por inmigrantes alemanes, y así fue que el almuerzo en el Club de los Abuelos tuvo clásicos como el chucrut, el goulash con spätzle y la Selva Negra en el menú, amenizado por conjuntos de danzas folklóricas y musicales que mantienen vivos los bailes y las canciones de aquellos inmigrantes que llegaron a esta zona a trabajar sin descanso la tierra.
Hay algunos aspectos que caracterizan a este evento y por suerte encuentran perseverancia todos los años. Uno de ellos es cambiar en cada edición los lugares de salida y los pueblos a visitar para que los que llegan de otros pagos conozcan mejor esta región santafesina y de paso, hacer que cada edición sea siempre diferente. Otro atributo son los homenajes que el Club de Automóviles Antiguos de Rafaela realiza en cada edición, entre los que recordamos el de Ero Borgogno, el de Jorge Ternengo, el de René Zanatta o el de la Peña Rueda, entre otros. Esta vez, se aprovechó el festejo de los 20 años de la fundación del club para homenajear a los socios fundadores y para nombrar como socios honorarios a los queridos Horacio Grande y Diego Grosso, este último tempranamente fallecido pocos meses atrás. Todo esto bajo el cobijo de la magnífica sede del club, el viejo garaje de Lacertosa, que sintetiza todo lo bueno que ha hecho el club en su corta y pujante trayectoria.
Fotos: Diego Speratti
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