La edición número XXI del Gran Premio Recoleta-Tigre comenzó, como viene siendo costumbre, con la reunión de participantes y sus máquinas la tarde del sábado previo a la caravana dominical. La idea de este aperitivo es que la gente pueda disfrutar los autos con tranquilidad, conversar con sus propietarios o con quienes son los responsables de que estas máquinas centenarias sigan marchando y podamos verlos, al menos una vez al año, enseñándonos su gallarda marcha.

Con buen tiempo y muchos autos en exhibición, el del sábado es un programón que suelen disfrutar algunos propietarios, nosotros y también cientos de turistas que se sorprenden, paseando por Recoleta, con este evento de características que difícilmente se pueden repetir en el mundo entero. Sin embargo, el carácter no obligatorio de la exhibición deviene en falta de compromiso de muchísimos participantes y de esta forma se dilapidan oportunidades y esfuerzos organizativos. Quizá en el futuro la solución sería que el club organizador estimule de alguna manera la participación del sábado o, incluso, resuelva indispensable la asistencia durante toda la tarde sabatina para poder participar en la caravana del día siguiente.

Como sea, a pesar de los pocos autos presentes, precisamente queríamos dejar nuestra gratitud, con este post y su galería de imágenes, a todos aquellos participantes que soportaron las inclemencias y nos permitieron, la tarde del sábado 26 de agosto, deleitarnos con sus máquinas y su conversación amiga.

Fotos: Diego Speratti