Los motores DFV construidos por Cosworth y desarrollados con el soporte de Ford, equiparon a un sinfín de monoplazas de Grand Prix desde fines de los años sesenta hasta comienzos de la década del ochenta. Pocas de esas máquinas se salieron tanto de los libretos como el Eifelland-Cosworth E21.
Este monoposto de extraordinario aspecto, que hizo su debut en Goodwood en esta edición 2017, debía su nombre a la empresa de casas rodantes de su propietario, Gunther Hennerici, y estaba basado en un chasis contemporáneo de March, el 721. El rarísimo aspecto del bólido era obra del gurú de diseño Luigi Colani, también de origen tedesco, y entre los muchos elementos inusuales se encontraba la entrada de aire para refrigeración del motor delante del conductor, o el espejo retrovisor único que permitía ver por encima del alerón posterior. Este auto fue utilizado por Rolf Stommelen en 1972, pero el éxito de manera conspicua estuvo ausente. Fresco de una restauración reciente y exacta al detalle, su buena recepción en el Festival of Speed, demostró que este intrigante Fórmula 1 «one-off» no ha perdido nada del poder de hacer girar cabezas y generar restregamientos masivos de ojos a su paso.
Foto: Prensa Goodwood
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